Lo que no debemos tolerar

Por Cruz Pérez Cuéllar

La economía de nuestro país se encuentra estancada no por casualidad, hay razones de peso que tienen que ver con decisiones y acciones de gobierno que la mantienen en ese estatus. No se trata del todo, por supuesto, de movimientos internacionales de mercado, de la crisis griega, la devaluación del yuan, de la desincorporación de Inglaterra de la Unión Europea (el llamado Brexit), o la recesión estadounidense, claro que afectan al entorno pero la crisis, el desastre económico en toda la expresión de la frase se debe necesariamente a un mal manejo de las finanzas en el gobierno federal y los gobiernos estatales.

En concreto se debe al dispendio, al derroche aplicado a lo largo de este sexenio, lo cual ha generado un incremento de la deuda pública sin precedentes, ha crecido en más de un 50 por ciento respecto del Producto Interno Bruto (PIB) y hay una tendencia a seguir creciendo por la mala aplicación de los recursos públicos, a la falta de ahorro, a la poca efectividad en la recaudación de impuestos, a la pobre generación de ingresos, al despilfarro y la corrupción.

El gobierno federal fue capaz de crear el año pasado la Ley de Responsabilidad Hacendaria para los estados y municipios y a principio del presente periodo hizo modificaciones a la Ley General de Deuda Pública que ahora se le integra solamente el término “federal”; pero más reciente, hace unos días lanzó el presidente Enrique Peña Nieto la Ley de Disciplina Financiera para los Estados. Las medidas eran necesarias para controlar la enorme deuda pública que han generado las entidades federativas que se excedieron y han comprometido los recursos de administraciones posteriores, se calcula que para el 2018 los estados en su conjunto habrán acumulado una deuda histórica de más de 700 mil millones de pesos.

La economía de los estados se ve afectada por ese nivel de endeudamiento sin tope, que aunado a la baja en las participaciones federales, que desde el año pasado han disminuido aproximadamente en un 1.4 hasta en un 3.0 %, lo cual se entiende por una disminución del precio del petróleo y otros factores, el precio del petróleo para exportación el precio del barril ha tenido una baja considerabilísima: esta misma semana se recuperó en 44 míseros centavos para venderse en 40.9 dólares por barril, en el 2014 el precio por barril llegó a colocarse en 87 dólares.

Hay otros fenómenos que les afecta a los estados pero también al gobierno federal, por ello qué bueno que la administración de Peña Nieto apretó el cinturón a las entidades federativas pero que malo que él y su gabinete siguen sin dar solución a sus propios problemas que generan un gasto corriente altísimo del gobierno federal, y ellos cruzados de brazos. Los fenómenos analizados párrafos arriba sobre la afectación a la economía de las entidades son los mismos que afectan a la administración federal, que trata de meter en cintura a los demás pero no son capaces de aplicar medidas propias, porque las necesitan, porque el gasto es exorbitante, porque la deuda interna y externa comprometen el futuro de los mexicanos, porque hay una política explícita de valemadrismo financiero total que nos hunde a todos en el abismo del tercermundismo y nos dejan pocas posibilidades de alcanzar en el futuro inmediato una mejor calidad de vida para nuestros hijos.

De acuerdo a las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda interna de México estaría llegando al final de este sexenio a 7.8 billones de pesos, lo que implicaría un crecimiento en los 6 años de gobierno de Peña Nieto del 23.3 al 35.5% del PIB;  hay un incremento natural de las tasas de interés pero también una manía extraña de estar metiéndole la mano al cajón y generando deuda adicional, lo que hace impagable el crédito.

En cuanto a la deuda externa de nuestro país presenta un incremento superior al 30%, para llegar a 158 mil 500 millones de dólares o como se diría en términos norteamericanos: 158.5 billones de dólares. El porcentaje del PIB de la deuda pública externa ha crecido exponencialmente y merece una urgente atención, en el 2008 el porcentaje del PIB de la deuda en México era de 2.7% ahora llegará al 12%.

La deuda en su conjunto del Gobierno federal, que a final de cuentas es la que pagaremos todos los mexicanos, y nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, y varias generaciones más, representa más del doble del ingreso total, por lo que merece un inmediato freno que no podrá poner el Congreso de la Unión, ni los partidos por sí solos, mucho menos los entes fiscalizadores pagados por el propio gobierno, nadie, sólo la ciudadanía en su conjunto, quizá no ahora, pero sí en el 2018.

En esta misma semana la calificadora norteamericana Standard and Poors, bajó la calificación de la perspectiva crediticia de México de estable a negativa por el desorden de la deuda y otros factores que movieron la calificación para situarla en BBB-, una mala señal que en el ámbito internacional hace ruido a los inversionistas extranjeros y que obliga a tomar medidas. El problema de Peña Nieto y sus asesores financieros es que no ven o no quieren ver el desastre económico que tienen y busca hacer en los estados lo que no quiere hacer en su propia jurisdicción, o lo que es lo mismo, quiere hacer la voluntad de Dios en los bueyes de su compadre.

Esta tendencia que refleja el gobierno de Peña Nieto es un mal referente para el mundo, porque mina las posibilidades de inversión, de desarrollo y de proyección a futuro en nuestro país, el fenómeno es grave, pero más grave es la situación de los mexicanos que tenemos que soportar las malas decisiones de un gobierno que no siente, que no se duele por la pobreza que sigue creciendo en todo el territorio nacional, por una educación deficiente, por servicios a medias, por la carencia total de éstos en muchísimas zonas en los estados, por el miserable sueldo de nuestros trabajadores y la explotación de nuestras mujeres en múltiples empresas sin rienda fiscal o laboral que las  regule.

Es necesario un cambio de visión, de actitud para con los que menos tienen, pero ese cambio no se puede fraguar desde la comodidad de Los Pinos, o en su defecto de la Casa Blanca de Lomas de Chapultepec, o en el exclusivo departamento en Miami de Peña Nieto y su pareja; tiene que darse forzosamente fuera de este contexto, tiene que hacerlo alguien diferente: el pueblo.

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La derrota con sabor a corrupción

Por Cruz Pérez Cuéllar

México necesita en estos momentos, más que nunca, políticos comprometidos, honestos, que tengan vocación de servicio, que sean especialistas en el área que les corresponde desempeñar, que amen a su país y a su gente.

No se puede pensar en un gobierno exitoso si sus operadores no tienen el perfil arriba descrito, siempre vamos a estar dando tumbos, siempre vamos a ser el reflejo internacional del vago, del rancherito sin oficio, tirado a la sombra de un nopal. Y no porque el pueblo sea así, sino porque nuestros representantes así lo hacen ver con sus malas decisiones, con sus estrategias fallidas, con el cúmulo de corruptelas que los caracterizan.

Y si entendemos con claridad que los funcionarios públicos, extraídos de la política mexicana, son malos, obviamente sus resultados serán negativos; no por nada la expresión de que el árbol de peras no puede dar manzanas y al revés, el producto de esos malos elementos está sujeto a sus inclinaciones naturales; y por lo tanto es imposible que puedan dar buen fruto si su principal objetivo es el poder por el poder.

Quiero referirme en este espacio específicamente a lo que sucede actualmente en el deporte en México, a propósito de los Juegos Olímpicos que se llevan a cabo desde el 5 de agosto en Río de Janeiro y donde los resultados han sido malos, tanto como cuando comenzaron las Olimpiadas modernas en 1924, cuando México se regresó sin una sola medalla de París, Francia, pero eso sí, los funcionarios pagados por el erario fueron a pasear y a gastar el escaso presupuesto que había para impulsar a los deportistas.

Ahora como en aquel entonces la delegación mexicana compuesta por 124 atletas se presenta en las máximas justas deportivas como si su nación acabara de incorporarse a las Olimpiadas, como hacen los países nuevos, recién independizados, participan en varios deportes pero se ve claro que no hay un soporte fuerte detrás de ellos porque no ganan nada, no brillan en ninguna disciplina, aunque de vez en cuando dan sorpresas como nuestro país lo hizo aparentemente en el boxeo, con el joven Misael Rodríguez de Hidalgo del Parral que ganó la medalla de bronce. Pero lo cierto es que México no es nuevo en esto, lleva ya casi un siglo de participación cada cuatro años en las olimpiadas y salir así, sin nada, es como si no conocieran las autoridades encargadas de coordinar a los atletas el nivel de competencia que deben traer los participantes, es como si desconocieran los retos que se presentan cada tetraenio.

Yo estoy cierto que no lo desconocen, y menos los titulares de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), el problema es que a esos funcionarios les ha ganado el vicio de los políticos modernos: la simulación, el desorden, la corrupción en todo el sentido de la palabra. El titular de la Conade, Alfredo Castillo Cervantes, ha repelido cualquier señalamiento por falta de logros de los atletas mexicanos, desde señalar a las federaciones que obstaculizan el camino para que progrese el deporte mexicano hasta las cuestiones personales de los deportistas, muchos de ellos ha declarado recientemente, traen problemas familiares muy serios.

Castillo ha dicho que las federaciones del deporte en nuestro país no seleccionan a los mejores deportistas, debido a los intereses, principalmente económicos y políticos, no permiten que los mejores deportistas sean elegidos para las máximas competencias, principalmente los juegos panamericanos, centroamericanos, olimpiadas y otros de carácter internacional. Inclusive ha llegado a señalar que si Michael Phelps (el máximo exponente de la delegación norteamericana que ha ganado más medallas de oro que cualquier otro en toda la historia de las olimpiadas, incluso más que México en los casi 100 años de participar en los juegos olímpicos) viviese en nuestro país, no hubiera llegado a las olimpiadas, las federaciones lo hubiesen frenado por sus mismas ambiciones. Claro que a toro pasado el dato parece irrelevante, o más bien como la excusa perfecta para sacarse de la bronca en que está metido el principal responsable de la participación de nuestra delegación en Río de Janeiro.

Pero el problema no es solo eso sino que también Alfredo Castillo está emproblemado con el Consejo Olímpico Internacional (COI) y ha enfrentado una batalla soterrada en su contra para poder presentarse en Brasil en esta edición. Una señal nada buena para los deportistas de todo el  país que llegaron con la esperanza de ganar una medalla, pero que ahora se dieron cuenta que no tuvieron una preparación óptima, porque los encargados de organizarlos andaban agarrados resolviendo sus problemas políticos.  

Los señalamientos de corrupción en la Conade son graves, ahí abunda el cuatismo, el compadrazgo y las posiciones (por cierto, muy bien pagadas) se mueven empujadas por un aire de nepotismo e influyentismo.

Si a todo eso se le suma la falta de vocación del titular de la Conade, quien se había desempeñado en cargos relacionados a la seguridad pública, antes de tomar posición de la principal institución del deporte en México había fungido como Comisionado para la Seguridad de Michoacán, tarea que le fue encargada desde la Procuraduría General de la República. Sus otras funciones nada tenían que ver con el deporte.

Por eso insisto en que los funcionarios actuales deben estar perfectamente embonados en su tarea, deben ser seleccionados conforme a sus capacidades pero sobretodo a su vocación política, de lo contrario vamos a estar viendo fracasos de este tipo, como los hemos visto también a nivel nacional en el manejo de las finanzas públicas, de la seguridad, del desarrollo social en donde se producen más pobres en nuestro país ahora, en lugar de abatirlos.

En Chihuahua, el deporte local sufrió también un duro revés con la cancelación de las olimpiadas nacionales que se celebrarían a principios de este mismo año aquí mismo, el 15 de marzo del presente periodo fue cancelado este evento deportivo que albergaría el desarrollo de competencias en 18 disciplinas, el argumento de Raúl Saucedo, responsable en ese entonces del Instituto Chihuahuense del Deporte, y de la propia Secretaría de Educación y Cultura, fue la falta de recursos; la Conade de buenas a primeras eligió al estado para llevar a cabo aquí estas olimpiadas pero sin un apoyo económico. Las competencias tuvieron que ser distribuidas a otras sedes.

Y claro que los resultados en Río de Janeiro no podían ser otros, si se hizo todo lo posible para lograr lo que tenemos hasta ahora; este domingo termina la pesadilla para México en Brasil, y con los ánimos caídos regresan a casa, con las manos vacías. La pena es diferente ahora, en olimpiadas anteriores las derrotas personales de los atletas se aminoraban con las victorias de los otros competidores, ahora el fracaso es compartido, pero la realidad es que no puede atribuírsele a los propios deportistas sino a los malos organizadores que los llevaron allá, a las autoridades corruptas que no se dieron el tiempo de entrenarlos bien y de darles las herramientas necesarias para hacer un mejor papel; quienes debían esperar en algunos casos para que estuvieran listos esos jóvenes, pero por intereses los mandaron a la boca del lobo, al matadero…

Por lo pronto aquí les damos la bienvenida y nos unimos a sus tristezas, pero también al reclamo que en muchos casos debe estar ardiendo en su interior por la justa razón de haberlos abandonado allá en medio de la estepa, sin más armas que las propias ganas y sin más futuro que la derrota.

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The White House

Por Cruz Pérez Cuéllar

El “perdón” que pida cualquier persona es vano cuando no hay una intención real de enmendar o de reparar el daño. Así lo explican mas o menos los moralistas, pero así también lo entendemos los ciudadanos o simples mortales, quienes siempre advertimos una disculpa sincera cuando la acompañan actos de arrepentimiento o cuando se procura subsanar la ofensa con acciones agradables en beneficio de la persona o personas afectadas.

Además, una verdadera contrición es imposible concebirla como tal cuando no se está verdaderamente (en la intención) dispuestos a evitar la comisión de ciertos actos que perjudican a terceros, inclusive a uno mismo.

Lo anterior viene a colación en la presente colaboración porque abordaré el tema de la nueva “Casa Blanca” de Miami del Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera, así como nuestra humilde opinión sobre este hecho que al lado de otros parecidos, ocurridos en el presente sexenio, trascienden a los excesos del presidencialismo y los protagonismos por las primeras damas de ese periodo en México, que rayan en el cinismo y se convierten en la antesala de la derrota inminente del PRI en el 2018, del Gobierno federal.

Los mexicanos ahora advertimos que el “perdón” que pidió Enrique Peña Nieto por los excesos cometidos en torno a la adquisición de la llamada Casa Blanca, que compró o le regaló el Grupo Higa y que costó 7 millones de dólares, transacción revelada en el 2014, fue una burla para los mexicanos quienes no estamos familiarizados con expresiones como las hechas por Peña Nieto hace a penas unas semanas. Cuando pidió perdón en el marco de la promulgación de la Ley del Sistema Nacional de Anticorrupción el pasado 18 de julio, muchos quisieron compadecerse del “presidente arrepentido” y muchos otros dilucidamos que se trataba de una estrategia mediática para ganar puntos y tratar de cerrar decentemente su sexenio, lo cual es imposible con tantos yerros.

Esta bien, lo intentó pero no le salió el juego ya que con el descubrimiento de otro posible “negocito” con otra propiedad, queda al descubierto que no hubo arrepentimiento, que nunca ha existido porque de serlo así hubiese revelado que también habían comprado un departamento donde al igual que en la Casa Blanca se puede entender que hay conflicto de intereses. En el primer caso, del 2014, el Grupo Higa estaba relacionado con un consorcio chino que había ganado una licitación de 3 mil 700 millones de dólares (con el proyecto del tren de alta velocidad) en México, pero que además había ganado otras de menor tamaño, además era proveedor del Gobierno Federal; ahora hablamos de un departamento lujoso de menor envergadura, de 2.05 millones de dólares, relacionado a otro de proporciones similares, con canchas de tenis, alberca y otros lujos, y que pertenece al Grupo Pierdant, propiedad del empresario Ricardo Pierdant, que se encuentra en un complejo habitacional privado en Florida, en el Ocean Tower One, y que podemos diferenciarlo del anterior llamándolo The White House.

La curiosa coincidencia es que al igual que el Grupo Higa que además hizo otras residencias a otros funcionarios federales como al propios señor de los dineros, Luis Videgaray Caso, el Grupo Pierdant está relacionado a otras licitaciones para desarrollar puertos marítimos en México y que se estiman en cientos de millones de dólares.

El hecho no hace más que confirmar la teoría de que el gobierno federal, específicamente el presidente de México Enrique Peña Nieto y su esposa, la actriz de telenovelas, Angélica Rivera, están ligados a actos de corrupción que por más leyes anticorrupción que expida de aquí a que termine el sexenio van a poder ocultar, y por más perdones que pidan van a poder obtener la indulgencia del pueblo mexicano, ofendido no por la vida de reyes que se dan los responsables de llevar las riendas económicas, políticas y sociales del país, sino porque la gente vive en el lado radicalmente opuesto, en la miseria, con necesidades que van más allá del transporte, educación o recreación, que son indispensables para el buen desarrollo del pueblo mismo, sino que carecen de un techo para sus familias, de vestido y hasta de alimentos para poder subsistir. No es discurso populista, y los estimados lectores lo saben; a unos kilómetros de la capital, en la sierra, se encuentran asentamientos tarahumaras que viven en condiciones lamentables por su alto grado de pobreza; en las mismas grandes urbes hay enormes polígonos bajo esas circunstancias.

Por eso, por la situación de inseguridad que aún prevalece en varios estados del país en grado superlativo, por falta de escuelas en todas las entidades, por eso y más resulta inaceptable cualquier desvío de fondos que provienen de los impuestos que pagamos los mexicanos para beneficio del presidente y su familia, sobre todo si se trata de cantidades insultantes como los 7 millones de dólares de la Casa Blanca o los 2 millones de dólares de la White House de Miami, donde por cierto el impuesto similar al Predial por un solo departamento de esos es de 30 mil dólares anuales, cantidad que debe sumarse a los servicios y mantenimiento, por lo que fácilmente podemos hablar de un coste por año de unos 90 mil dólares.

Urgen en nuestro país esquemas que permitan a los ciudadanos escurrirnos a los malos gobernantes, que no tengamos que esperar el trienio, o como en este caso, el sexenio, para poder deshacernos de ellos o de su partido a través del voto. Es urgente que se generen los mecanismos para la defensa del ciudadano, quien debe ser el vigilante del manejo de los recursos y no los propios políticos que acomodan las leyes y sus reglamentos a su gusto; que sea la gente la que ponga pero también la que quite a las autoridades a través de figuras tan mencionadas como el Plebiscito o el Referéndum, bien diseñados y bien instrumentados para que después no sea peor el remedio que la enfermedad. Hay una luz al final del camino y nuestro México puede cambiar si queremos, y sobretodo, si lo intentamos.

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Escamilla: ¿alianza o “error” de Javier Corral?

Por Cruz Pérez Cuéllar

Muy extraña ha resultado la inclusión del capitán retirado del Ejército Mexicano, Juan Manuel Escamilla León, como jefe de la guardia personal del gobernador electo Javier Corral, quien aún y los serios señalamientos que pesan en su contra, sin pensarla dos veces ha defendido a capa y espada al hombre que en su tiempo resguardó la seguridad del exgobernador priista Patricio Martínez García.

Es raro no porque haya recibido tal sugerencia sino porque la ha abrazado como si se tratara de algún compromiso más profundo.

Escamilla fue detenido en el 2010 no por cualquier travesura sino por los hechos ocurridos el 23 de marzo de 2005 en la Plazuela de Acuña, donde participó en un enfrentamiento entre el grupo de policías de ciudad Juárez que él comandaba y un grupo de delincuentes peligrosos, el resultado fueron cinco muertos. También enfrentó cargos de tortura y abuso de autoridad en perjuicio de un paseño; había sido señalado por el Ministerio Público por el homicidio de dos agentes de tránsito, en fin, no se trata de un personaje reconocido por actos heroicos o que garantice la seguridad de los ciudadanos, menos la del próximo gobernante.

En su cuenta está el atentado en contra de su protegido, el exgobernador Patricio Martínez García, quien cayera herido de una bala en la cabeza el 17 de enero del 2001; estaba a su cuidado, y el resultado en esa tarea tampoco puede decirse que es bueno, tal vez la suerte del exmandatario o la imprecisión de la mujer que intentó el asesinato son los elementos que mantuvieron al capitán Escamilla con su trabajo en ese momento, pero por poco su carrera como escolta o jefe de guardias de seguridad se habría terminado. Los otros antecedentes parecían ser suficientes para haber terminado con la carrera de Escamilla, pero al próximo gobernador, parece no importarle ese dato.

La situación despierta muchas suspicacias, sobretodo por la manera inmediata en la que se presentó el exgobernador Patricio Martínez García ante Javier Corral una vez conocidos los resultados electorales del pasado 5 de junio. Al senador priista no le importaron las formas y con cierto desdén hacia su partido reconoció en Corral al ganador de la contienda. El encuentro entre ambos no debió caer nada bien al priismo estatal cuyos abogados  presentaron un recurso de impugnación y hasta hace unos días sostenían, por voz de su propio dirigente estatal, Guillermo Dowell, que el recurso sería bien recibido por los magistrados del Tribunal Estatal Electoral (el sábado pasado el TEE tenía programado emitir su resolución al respecto), quienes mantuvieron un duelo entre lo jurídico y la grilla política en atención a quienes los colocaron donde están.

¿A caso estamos hablando de una alianza de facto entre Javier Corral y Patricio Martínez?, entre el panista que no podía ver ni en pintura a dictadorcillo, y el exgobernador que hace poco señalaba de “golpeador” al panista por estar usando el canal de TV de Congreso para golpetear a César Duarte.

Pudo haberse configurado este como el primer error de Javier Corral en su faceta como próximo gobernador, pero también se deja ver en el acto al verdadero Corral: un autoritario disfrazado de demócrata.

¿Quién más podría haberle sugerido a Corral que admitiera como su guardián al capitán Juan Manuel Escamilla, si no fue Patricio Martínez?. Esa relación tiene cierta hilaridad por el escaño en el Senado que ambos tienen (Corral continuaría con el cargo aunque con licencia para poder ocupar la gubernatura del estado de Chihuahua); pero donde no cuadran las cuentas es en la empatía política o afinidad entre ambos personajes que siempre la han jugado en los polos opuestos, uno del lado del poder y el otro desde la oposición radical.

Por otra parte, el gobernador electo ha incluido en su equipo de transición y muy probablemente los tenga considerados para cargos de importancia dentro de su gabinete, a personajes de la izquierda que a través de las organizaciones no gubernamentales que durante años han liderado señalaron con oportunidad los excesos del ex comandante del grupo de elite Delta de la policía juarense, quien fue recomendado para ese cargo por Patricio Martínez.

La misma Alianza Ciudadana que hasta hace poco encabezaba el propio Javier Corral está conformada por personajes como Víctor Quintana, por Lucha Castro, Blanca Gámez, Jaime García Chávez, Gabino Gómez, entre otros que siempre han señalado los abusos de poder de Patricio Martínez y también de sus agentes. Pero hasta ahora no se han manifestado en ningún sentido por la inclusión de quien pudiera representar a uno de los objetivos de las organizaciones derecho humanistas de los anteriormente mencionados.

En lo particular creo que el gobernador electo envía un mal mensaje a los chihuahuenses por la decisión tomada sin consulta, como es posible sea la manera de gobernar los próximos cinco años en caso de resolverse a su favor el asunto de las impugnaciones que a tontas y a locas empujan los abogados del Partido Revolucionario Institucional, organización política que prácticamente quedará desaparecida del mapa político de los próximos años; Pero para fortuna o desventura de los priistas se acerca ya el cambio de poderes a nivel federal, así como la renovación prematura de los ayuntamientos y diputaciones locales lo que podrá reinstalarlos a nivel local o definitivamente dejarlos sepultados, yo creo más en lo segundo no por virtud de los panistas sino por el empuje de las candidaturas independientes y sobretodo, por el avance de la izquierda.

Parece ser que el carácter de Javier Corral, que escucha poco la conseja externa, lo hará aferrarse a la decisión tomada en torno a la contratación o aceptación de los servicios del militar retirado, Juan Manuel Escamilla; sería reconocer que calculó mal o que meditó poco la selección de su recomendado protector, sería dar la razón a los que juzgamos mala su determinación, sería aceptar que se equivocó, situación que no podrá encontrarse en todo su historial.

Me parece que vienen momentos de mucha trascendencia para el estado y comenzar con semejantes deslices no es bueno para la siguiente administración estatal, ni tampoco para los ciudadanos que sufriremos las consecuencias del buen o mal gobierno que vaya realizar Javier Corral. En lo personal, sinceramente, no deseo que le vaya mal, de ninguna manera, creo que los chihuahuenses necesitamos un cambio positivo. Pero eso no significa que una postura razonable deba permanecer siempre a la expectativa solamente, quedarse quietos ante las decisiones de cualquier tipo. Para las buenas decisiones tendrá muchos que le aplaudan, pero para las malas estimo que también habremos muchos más para señalarlas, sobretodo si esas decisiones carecen de sentido, extralimitan su función o trasgreden a terceros, como sucede con la selección de su jefe de escoltas, que tiene historia negra y que puede repetir sus errores a mayor escala.

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Restricción mental de Peña Nieto

Por Cruz Pérez Cuéllar

La contundente derrota del PRI en la pasada elección no se puede entender sin la mención de un colaborador indiscutible en ese resultado, del presidente Enrique Peña Nieto, llamado el primer priista del país y considerado por muchos si no el artífice uno de los grandes responsables del fracaso electoral, pero sobretodo el principal causante de la incredulidad de las y los mexicanos en las promesas y propuestas del PRI.

Siempre resulta odioso endilgar el fracaso o inclusive una victoria a una sola persona, como dando a entender que no necesitó de nadie más para obtener el resultado; es difícil imaginar que un líder puede ser tan grande, tan fuerte, tan inteligente como para atribuirle solo a él un triunfo completo, como también es complicado imaginar a otro tan tonto, tan mediocre como para imputarle una pérdida nomás a él.

Pero los errores de Peña Nieto han sido tan notorios como graves que muchos de los propios priistas estarán de acuerdo conmigo, el aporte del mandatario federal a la derrota priista es clara y más allá de las malas decisiones políticas, como la reforma que poco antes de la elección envió al Congreso de la Unión para dar entrada al tema del matrimonio igualitario, o a la fallida Reforma Educativa que no es pareja con todos los maestros, que denigra a la imagen de los educadores en el país, que menosprecia la efectividad de las instituciones encargadas de formar a los maestros imponiéndoles una evaluación cuyo objetivo no es el de valorar sus conocimientos y habilidades en el ámbito académico sino descalificarlos para continuar con esa tarea fundamental en nuestra sociedad. A pesar de todo ello, lo que mas ha dañado a que el Partido Revolucionario Institucional se encuentre donde está es la mentira, el engaño, la falsedad con que se ha conducido Peña Nieto, quien a casi dos años del escándalo de la “Casa Blanca” nos viene ahora con que está arrepentido, y pide perdón.

Además de anacrónica y sin verdadero arrepentimiento, la disculpa pública del pasado 18 de julio, en Palacio Nacional donde se llevó a cabo el lanzamiento del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), el gesto ha resultado para muchos como un insulto más por el desfase temporal (la publicación del conflicto de intereses sobre la mansión llamada Casa Blanca fue echa en noviembre de 2014). Peña Nieto o su esposa Angélica Rivera, o ambos, habrían convenido con el dueño del Grupo Higa, Juan Armando Hinojosa, a la vez contratista del Gobierno Federal, la edificación de una mansión con valor superior a los 7 millones de dólares. El enredo involucra a otros funcionarios que también se habrían visto beneficiados con el jugoso negocio con Higa, como el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, a quien también le hicieron una mansión en México.

Las expresiones del presidente de México ante los representantes de los demás Poderes de la Unión, y de casi todo su gabinete parecerían reales si las hubiese vertido a los días o semanas de conocido el reportaje publicado por Carmen Aristegui, quien se hizo acreedora de un premio nacional de periodismo por ese trabajo.  

Después de asegurar que los funcionarios de gobierno deben ser autocríticos expresó Peña Nieto: “En carne propia sentí la irritación de los mexicanos. La entiendo perfectamente; por eso, con toda humildad, les pido perdón”. Muchos analistas, entre ellos Jorge Castañeda Gutman, consideran que tiene valor y hasta mérito que el presidente de México haya pedido perdón públicamente, lo malo, coinciden, es que lo hizo 19 meses después; y en segundo lugar, el propio Enrique Peña Nieto no define si la admisión de ese “error” o la petición de “perdón” se refieren exclusivamente al asunto de la contratación de Higa, al negocio que pudiera configurarse como corrupción, al conflicto de intereses en el que se metió, al tratar de engañar a la ciudadanía cuando trató de desvirtuar la adquisición de la Casa Blanca. Es el reconocimiento a un “error” y la petición de un “perdón” genéricos, igual pueden valer mucho por la sinceridad y la investidura presidencial, pero también pueden ser nada si se refieren a cosas secundarias y no a las esenciales relacionadas con la corrupción.  

La justificación demeritó también el mea culpa anterior, cuando dice: “Este asunto me reafirmó que los servidores públicos, además de ser responsables de actuar conforme a derecho y con total integridad, también somos responsables de la percepción que generamos con lo que hacemos, y en esto, reconozco, cometí un error. No obstante que me conduje conforme a la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza en el gobierno”.

Un convencimiento o sinceridad en lo anteriormente expresado hubiese sido acompañado por una frase parecida a la siguiente: “Derivado de lo anterior y en total congruencia con lo expresado, yo, Enrique Peña Nieto, en uso de mis facultades renuncio a mi cargo como Presidente de la República. Que a partir de este momento el Congreso de la Unión instrumente lo necesario para que acepte mi dimisión y se dé legitimidad a quien, de acuerdo a la Constitución Mexicana, debe asumir el cargo por el tiempo que resta a la administración sexenal”.  

Ahora sí. Creo que con ello estaría justificado el desfase de 19 meses, ahora sí, creo que las palabras de Peña Nieto en el lanzamiento de las leyes que dan vida al Sistema Nacional Anticorrupción en nuestro país, fueron honestas, y no forman parte de una estrategia mediática para tratar de tapar el enorme hoyo que produjo en el gobierno federal y sobretodo en su partido político, el PRI, que acusó de recibido el pasado 5 de junio con una derrota extrepitosa en Chihuahua y en otros siete estados ganados por el PAN y una gubernatura Morena.

El perdón sin arrepentimiento es vano, el reconocimiento del error solamente por estrategia es soberbia; un buen gobierno es bueno cuando hace las cosas bien y no cuando aparenta hacerlas.

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El sueño mexicano

Por Cruz Pérez Cuéllar

Grave me parece que nuestros gobernantes no entiendan el rumbo que debe llevar el país, que no dimensionen la realidad en las proporciones adecuadas, creo que este es un momento crucial para el desarrollo de nuestra nación, pero advierto que hay una limitante que impide el progreso y nos precipita al abismo, o al despeñadero, como suele decir Andrés Manuel López Obrador, ese límite no es otro sino las deficiencias del presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

La falta de liderazgo internacional es una insuficiencia importante; creo que ya es tiempo de dejar de pensar y actuar como el hermano menor, que soporta las humillaciones de los mayores, que calla cuando debe hablar, que no tiene voz de autoridad.

Por ello quiero referirme a la última visita de Peña Nieto a Canadá, en la que asistió a la la Cumbre de Líderes de América del Norte, a la que asistió junto con el presidente de Canadá Justin Trudeau y el de Estados Unidos, Barack Obama. Ahí se trataron muchas cosas pero Peña Nieto dejó al descubierto entre otras situaciones esta que mencionamos líneas arriba: que México es el hermano menor de los otros dos, y que está de serlo, al menos no hay resistencia, ni propuesta para quitarse el penoso título.

El desarrollo vertiginoso en los países del extremo norte del continente es innegable, así como las condiciones económicas que han creado y que cada vez que el mundo se deteriora ellos se fortalecen, contrario a lo que sucede con México en donde fenómenos como el Brexit, la Crisis Griega, La Gran Depresión, colocan a nuestro país contra el piso, cuando los hermanos mayores crecen y se fortalecen.

En la pasada cumbre que terminó la semana pasada fue interesante ver en vivo y a todo color esta condición de nuestro presidente, que junto a los otros dos gobernantes del norte, se vio reducido en ideas y en actitud. Esa condición fue percibida por miles de mexicanos que siguieron a distancia las noticias de los medios internacionales y los videos que subían a redes sociales.

Una combinación de coraje, pena, lastima y orgullo se mezclaron en mi interior cuando vi ninguneado a nuestro presidente. El 29 de junio, justo después de una conferencia de prensa, cuando se disponían a bajar de un templete dispuesto para que todos los presentes vieran a los tres mandatarios, Peña Nieto descendió luego de que fuera ignorada la invitación que hizo a Trudeau y Obama para que bajaran del escenario, pero al percatarse que los presidentes de Canadá y Estados Unidos se habían quedado arriba para apreciar el paisaje, el mexicano regresó con pena notoria. Ya previamente Peña Nieto había invitado con cierto titubeo a los dos presidentes a mirar la grandielocuencia del lugar que estaba atrás de ellos, pero ambos fingieron no darse cuenta de su intención.

El desaire parece cosa menor, pero en diplomacia de estado estas cosas revelan varios mensajes puesto que las cortesías son muy comunes, pero las respuestas a ellas destapan intenciones de los protagonistas. Desde la definición de quien habla primero y quien al final, en qué posición se coloca a cada cual en la mesa, el tiempo que se dispone para que hable cada uno, las deferencias que se prodigan, etcétera.

En nuestro país no se hicieron esperar los memes que aludieron a ese y otros momentos de la visita de Peña Nieto en Canadá. Sí dio pena, pero también coraje, lástima y orgullo, todo junto.

Entre los temas tratados en la Cumbre de Líderes de América del Norte se encuentra la eliminación de la visa canadiense para los mexicanos, quienes ya podrán visitar aquel país y quedarse a trabajar, a estudiar, a turistear. El anuncio es bueno, por supuesto, pero hay que recordar qué motivó el cierre de las puertas de Canadá a nuestros connacionales.

En julio de 2009 Canadá cerró sus puertas a los mexicanos debido a las peticiones fraudulentas de asilo político (el exgobernador Francisco Barrio, en aquel entonces embajador de México en Canadá fue el encargado de dar la mala noticia), ya que en aquella época como se recordará prevalecía en el país una situación extrema de violencia en el territorio mexicano y muchos connacionales comenzaron a emigrar a otras partes del continente, sobretodo a Estados Unidos y Canadá. Al principio de la creciente ola de homicidios, extorsiones, secuestros, asaltos, robos, varias solicitudes de asilo político fueron aceptadas por los vecinos del norte sin mas que la palabra y si a caso alguna prueba menor para darse cuenta del peligro en que se encontraban (En ese tiempo recrudeció la violencia y los requisitos habían sido mínimos. Las autoridades norteamericanas y canadienses estaban al tanto de la situación y del involucramiento en el conflicto de las policías mexicanas, del aparato judicial, por lo que no exigían tampoco los documentos del procedimiento legal que los llevaba abandonar el país) Pero, conocido el caminito, muchos mexicanos aprovecharon el viaje para buscar mejores condiciones de vida y utilizaron ese recurso para buscar asilarse en esos dos países principalmente. Las políticas de Estados Unidos después del 11/11 han sido las mismas, no se flexibilizaron mucho, pero las de Canadá sí, por lo que los mexicanos enfocaron su destino hacia allá. Cuando se descubrió la falsedad de esos casos de persecución o de amenaza de muerte, los canadienses comenzaron a desconfiar hasta que a mediados del 2009 decidieron imponer visa con la consabida lista de requisitos.

Siete años después, justamente, cambió el panorama y se nos abren de nuevo las puertas. Eso es muy bueno, pero no es suficiente. Es como si un amigo dejara de hablarnos repentinamente y tiempo después decide darnos la palabra de nuevo, eso muy bueno, pero no suficiente para recuperar la relación y la confianza.

La continuación del Tratado de Libre Comercio (TLC) se plantea como otro de los logros de la pasada cumbre de México – Estados Unidos – Canadá, quizá lo sea en cuanto a la continuidad pero no en  cuanto a las condiciones, hay la necesidad de replantearlo, de sacar mas provecho para los mexicanos, quienes nos vemos en desventaja en ese y otros acuerdos donde, por ejemplo, estamos obligados a comprar productos de mala calidad a precios de regulares a peores y en cambio estamos obligados a exportar nuestros mejores productos. El problema es que por dichos acuerdos comerciales la gente no accede a los buenos productos locales sino que no tiene opción y tiene que comprar los productos extranjeros de mala calidad; los productores del campo están obligados a malbaratar sus granos o frutos, son condiciones que no son del todo benéficas para nuestro país, eso es lo que tenía que replantearse. Pero ahí, la actitud del presidente, hay que decirlo, es y sigue siendo tibia.

En relación a los acuerdos de formación académica, creo que ahí hay una excelente oportunidad para que nuestros jóvenes accedan a escuelas de primer nivel en Canadá y Estados Unidos con becas que funcionan desde hace varios años, este aspecto debe aprovecharse y sacar el máximo provecho, porque es la manera en que las siguientes generaciones podrán llenar los vacíos que hay en nuestro sistema de gobierno, en la iniciativa privada, en el sector educativo de México.

Finalmente, veo que hay una gran posibilidad de desarrollo para nuestro país, pero no es suficiente ir con los vecinos de al lado y estirarles la mano, hablarles bonito y llevarles un recuerdo de nuestro país; es necesario que México alce la voz y se haga escuchar por los grandes, porque nos queda muy claro que la situación de México es más parecida a la de los países del sur que a los del norte, pero no puede, no debe quedarse únicamente con la idea y aceptarlo sino ejercer liderazgo, dar el manotazo a la mesa, comenzando con los hermanos mayores y luego hacia abajo.

Dudo sinceramente que en lo que resta del gobierno de la República, Enrique Peña Nieto haga lo conducente a este respecto, pero confío en que a la vuelta de la esquina, en el 2018 haya una cara diferente, con carácter, un verdadero estadista que pueda colocarnos en el nivel que debemos estar, que rompa con los esquemas establecidos e invierta la situación y sean los ciudadanos de otros países, incluyendo a los del norte, los que quieran vivir no el sueño americano sino el mexicano, así tal cual.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar  a través del correo: cruzp@terra.com.mx

Economía por los suelos

Por Cruz Pérez Cuéllar

Si el país tiene una “gran estabilidad económica” como lo aseguró el presidente Enrique Peña Nieto desde Canadá, luego de conocerse al inicio de la semana pasada el impacto negativo que produciría a las economías del mundo la desincorporación de la Gran Bretaña de la Unión Europea, entonces nos preguntamos ¿por qué los recortes presupuestales?, ¿porqué las medidas que afectan directamente al presupuesto de los estados, a la funcionalidad de las secretarías de gobierno, al desarrollo de programas; lo que necesariamente afecta a los ciudadanos?. La realidad es que ni le economía está tan fuerte, ni hay capacidad para contener fenómenos como el Brexit, que indirectamente le pega a los países en situación de prosperidad y desarrollo como los asiáticos. ¿Qué podemos esperar nosotros los mexicanos?, cuando nuestro principal recurso es el petróleo y este se abarata como si fuera cualquier otro producto que se genera en México frente a las crisis internacionales. Por cierto, actualmente en Chihuahua somos testigos del valor que tienen las gasolinas para la vida cotidiana; un solo día sin el combustible es suficiente para generar caos, en dos semanas sin gasolina estuvimos al borde del colapso.

En lo que va del año se han instrumentado dos recortes presupuestales de gran tamaño, el primero de ellos fue en febrero por 132 mil millones de pesos, el cual se veía necesario (según el área de planeación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público) para cumplir con las expectativas fiscales de este 2016. El panorama del país en materia económica era incierto desde mediados del 2015, por lo que no se podía esperar que el gobierno federal respondiera de otra manera.

El otro recorte presupuestal se anunció la semana pasada, a raíz de la crisis financiera generada por la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que representaba un duro golpe a la UE que mantiene gran parte de sus inversiones y transacciones basadas en el capital inglés. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray informó que el impacto sería “solamente” de 31 mil 715 millones de pesos, que comparados con el anterior no significa tanto, pero sumados nos dan casi 164 mil millones de pesos que comparados con el aparatoso presupuesto federal (de 4.7 billones de pesos) se ve pequeño el daño, pero comparado con el presupuesto de Chihuahua que para el 2017 será de poco más de 62 mil millones de pesos, nos da la idea de la grave afectación.

Los recortes presupuestales aparentan cosa cotidiana, y generan hasta gusto en algunos ciudadanos que suponen que quitarán recursos a “los políticos” que ya no podrán gastarse, pero en realidad los recortes afectan directamente a los ciudadanos, puesto que en el caso de los ajustes a las partidas destinadas a los estados y municipios, estas partidas tienen objetivos muy concretos, como son la obra y la seguridad pública, servicios básicos, educación, salud, y por lo tanto, el resultado es que habrá menos carreteras, menos hospitales o equipamiento para los mismos, menos escuelas y equipamiento, menos subsidios, menos recursos para combatir a los criminales, menos contratación de policías, etcétera.

Hay otro tipos de recortes que le pegan directamente a la funcionalidad de la estructura gubernamental, porque obliga a reducir el gasto corriente y con él a rebajar sueldos o a reducir la nómina, a dejar de contratar servicios. Esa noticia por lo regular nos alegra a los ciudadanos, pero si reflexionamos el punto, esto conlleva también a rebajar la calidad de los servicios públicos porque la falta de personal propicia mas horas de espera para la atención de cualquier tipo, hay menos apoyos de gobierno, etc.

Para el próximo año ya fue anunciado un recorte presupuestal por 175 mil millones de pesos, el fenómeno se repite, las consecuencias también.

Sobre los retos económicos que ahora enfrenta el país, que parece incapaz de resolver, debemos analizar el problema: Contrario a esta tendencia mundial de agrupar países en bloques económicos, lo que sucedió en días pasados fue una sorpresa para todos, ya que da el mensaje que estas sociedades internacionales empiezan a deshacerse, contrario a lo compacto que se había vuelto el mundo. Pero, ¿cómo afecta todo esto que sucede del otro lado del charco a la economía mexicana? Bueno pues resulta que una medida tan drástica como la que toma Reino Unido desestabiliza todos los mercados, mete incertidumbre en las inversiones internacionales y la especulación se detona a niveles macro y hace que los propios inversionistas comiencen a buscar terreno firme que les dé mayor tranquilidad.

Todo ello lleva a que mientras pasa la turbulencia, todos estos capitales golondrinos vuelen hacia aquella moneda y hacia aquellos sistemas económicos que lejos de darles ganancia, al menos no les ocasionen pérdida.

En nuestro país, a diferencia del sexenio pasado, hoy se carece de esa fortaleza ya que la economía mexicana ha dado francas muestras de debilidad ante distintas tempestades internacionales. Quienes hoy tengan inversiones dentro de México buscarán emigrar lo más probable hacia el dólar puesto que es la manera más segura de que se les garantice una estabilidad en su riqueza.

La realidad en México es que hoy nuestro peso enfrenta una gran debilidad, la inflación actual no garantizan al inversionista que su dinero permanezca intacto y mucho menos que le pueda generar réditos. La gran cantidad de inversiones que han estado saliendo del país para convertirse en dólares es una muestra de ello lo que ha llevado a que hoy tengamos un tipo de cambio cercano a los $20. El Brexit hoy en nada favorece la economía mexicana, eleva el nivel de especulación y esto provocará en los próximos días que el nivel de demanda de dólares crezca por lo que serán muy importante las medidas que desde el Banco de México y desde el Gobierno se tomen.

El presidente Enrique Peña Nieto poco o nada ha hecho para garantizar a los inversionistas extranjeros esta estabilidad, con una inflación detonada, con un Banco de México que no ha sabido dar respuesta a estas salidas de capital, con una corrupción rampante tanto dentro del gobierno federal como en los estados, hoy México ha perdido muchos de los bonos ganados en la década pasada y está dejando de ser atractivo para los inversionistas. Las reformas prometidas no han dado resultados lo que tiene hoy a la economía mexicana envuelta en una recesión de la cual difícilmente se saldrá en el corto plazo.

Esta dinámica económica mundial que se generó durante los noventas de agruparse en bloques económicos alrededor de todo el mundo, hoy parece mostrar síntomas de regresión. La Unión Europea parece ir en reversa con su salida de la eurozona y esto genera una desestabilización para el euro, para las monedas de Reino Unido y en forma paralela para el resto del mundo.

La Gran Bretaña tal vez no calculó el impacto que podría significar el abandonar el bloque económico ya que los especuladores vieron mal y debilitaron en su demanda a la moneda británica en Europa.

Desde que se funda el bloque económico muchos países hicieron caso omiso a los controles económicos que se imponían, y por el solo hecho de pertenecer a la UE esto trajo consigo que muchos países recibiesen las bonanzas de la fortaleza económica pero no así los ajustes a sus políticas restrictivas acorde a cómo se planteó esta unión. Todo ello nos llevó a crisis como la española, la griega y la italiana en donde no se hicieron dichas reformas y en consecuencia los países que se habían sido estrictos en su regímenes fiscales, tuviesen que pagar los platos rotos de estos países indisciplinados y a la postre llevó a Reino Unido a plantearse la salida de la UE.

Con un crecimiento estancado, México ha dejado de ser esa economía emergente atractiva para los inversionistas en el extranjero. Enrique Peña Nieto ha dejado mucho que desear en materia de seguridad, en materia económica y en materia de combate a la corrupción, el país ha regresado 50 años. Ante esta y futuras turbulencias financieras mundiales el panorama para México no es nada halagador, la realidad es que el gobierno de Peña Nieto necesita apretarse el cinturón, hacer recortes al presupuesto, recortes al gasto corriente y comenzar el combate real a la corrupción dentro de los estados y del mismo gobierno federal.

Sólo así se darán señales de que la política del gobierno está dispuesta a dar el giro de timón giro de timón que el país necesita.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a través del correo: cruzp@terra.com.mx