Amanece nublado en Chihuahua

Por Cruz Pérez Cuéllar

En la política hay diversas maneras de concebir la corrupción que no sólo se encuentra anidada en el funcionario que roba, que malgasta o que pervierte el uso de los recursos públicos sino también en aquél que sin tener la capacidad para desempeñar un cargo público lo asume con el alto costo que conlleva su ineficiencia para las tareas que le fueron encomendadas y que son pagadas con el erario público. Pero también corrompe su papel como servidor público el que le miente a la ciudadanía para obtener su favor para lograr algún objetivo político, por ejemplo el mismo cargo público que ostenta.
La primer gran mentira de este nuevo gobierno, que constituye una bofetada en el rostro de miles o millones de ciudadanos, sobretodo de los jóvenes que creyeron en la promesa de que la universidad y la preparatoria públicas serían gratuitas, según la promesa publicada en la campaña de Javier Corral, se vio descubierta esta semana que está por terminar por quien recibió el encargo de dirigir la Secretaría de Educación Pública en el estado, Pablo Cuarón Galindo, quien en breve frase, matizada hasta con rima deshizo la promesa que Javier Corral hiciera en campaña al decir que esa propuesta de eliminar las cuotas de las preparatorias y universidades públicas era una “propuesta hecha con el corazón más que con la razón”.
Esta expresión es completamente contraria a la propuesta de campaña: “En mi gobierno ningún joven pagará en escuelas y universidades públicas, ni inscripción ni colegiaturas. La educación es gratuita, así lo dice la constitución… Conmigo no vas a pagar cuotas injustas. Más allá de tu calificación, yo siempre voy apoyar tu esfuerzo, así de claro”, recitaba el candidato a la gubernatura.
Frase que dio vuelta al estado, y más allá, en unos cuantos días y que orilló a muchos jóvenes en edad de votar a lamentarse y arrepentirse por haber votado por Javier Corral en la pasada elección, porque no se trata de una simple tomada de pelo, sino que muchos de ellos fincaron sus esperanzas en seguir sus estudios, retomarlos o iniciarlos por esa promesa carente de sinceridad y de sustento, porque en aquel entonces sólo se procuraba obtener el voto a cuesta de lo que fuera, hasta de mentiras. Este es el caso más evidente, seguro que al paso del tiempo se irá descubriendo que hay muchas más promesas de campaña que no podrá cumplir, y no lo digo (honestamente) porque así lo desee, al contrario, mi apuesta es porque le vaya bien a Chihuahua y a sus habitantes, pero a la luz de los hechos, y conociendo el temperamento del gobernador se sabrá mas adelante que él gusta de hablar, hablar y hablar, más que de hacer, más que obrar y elaborar.
Pero esa primera declaración desafortunada, para el nuevo gobierno estatal, retrata de cuerpo completo al titular de la Secretaría de Educación, quién no tiene manejo político, pero tampoco lo tiene en el área técnica que está ahora a su cargo, sencillamente no sabe ni por donde empezar, por más instrucción que haya recibido en los meses previos de su asunción al cargo más cotizado para los líderes del magisterio en Chihuahua. Pablo Cuarón es empresario, tiene nombre de abolengo, y ha navegado en los círculos privilegiados de la sociedad juarense principalmente; circunstancia que no es mala en sí misma, no tiene porqué serlo, pero sí lo es para la función que pretende desempeñar, porque necesariamente ignora de la educación que imparte el Estado lo que otros con menos suerte en los negocios, o que no son empresarios de cuna, pudieron haber visto en las aulas de la escuela pública, tan diferente, tan distante y tan carente, en comparación con la privada tan elevada, tan pulcra, tan sobrada en todos los aspectos.
Estoy convencido de que los allegados a Javier Corral o al propio Pablo Cuarón, les advirtieron que ese no era el perfil adecuado para Educación en el próximo gobierno, puesto que ha pasado la gran mayoría de su vida en escuelas privadas como el Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey de donde se graduó, y donde ha dado clases por mucho tiempo, pero sobretodo en las escuelas privadas que le antecedieron a la profesional, donde no conoció las necesidades de infraestructura como tal, los rezagos en materia académica, la presión ofensiva para los maestros que representan reformas como la Educativa presentada por el gobierno de Peña Nieto; las condiciones de los estudiantes y sus familias, no hablo solamente de ciudad Juárez, que también desconoce a pesar de vivir ahí, sino de la capital, de Parral, de Cuauhtémoc o Delicias, y más allá, en la Sierra Tarahumara, donde las carencias se amplifican y los problemas son más variados por la geografía, el idioma (dialectos), entre otros factores que influyen a la hora de entender el todo de la educación en Chihuahua.

Pablo Cuarón arrastra además un mal antecedente que si es ignorado posiblemente no pase nada ahorita que están en luna de miel, pero quizás mas tarde se manifieste. Aquí hago un paréntesis para recordar como hay especies de la naturaleza que no pierden su esencia a pesar de las circunstancias que los obliga a actuar en contra de ella. Muchos han de haber leído o escuchado la fábula de la ranita, que ve al extremo del río a un alacrán deseando cruzar. Éste le pide lo ayude en su propósito con la firme promesa de que no hará daño a su benefactor. Pero el anfibio duda de la franqueza del arácnido, mientras que aquél se cura en salud diciendo que sería un desgraciado si lo hiciera. La ranita accede a la súplica y a la mitad del río recibe una fuerte picadura del alacrán. Ella le dice que cómo es posible que lo haya hecho ya que ahora morirán los dos. Él responde que no ha tenido elección, pues está en su naturaleza hacerlo.
Pues así, igualito, me imagino que a la mitad del camino el prolífico empresario e ignoto en materia educativa, pueda sacar su naturaleza traicionera, misma que varios panistas recuerdan, como cuando en el 2010, en plena campaña por la gubernatura se dejó fotografiar al lado del candidato contrario al de su partido. Es muy famosa aquella foto en la que aparece Cuarón con César Duarte, dándole la espalda a su candidato y a su partido. En el pasado ejercicio electoral actuó de manera similar: estuvo apoyando a José Luis Barraza, el candidato independiente a la gubernatura y al último brincó al barco de Corral; se repitió la historia y continuará repitiéndose, al cabo está en su naturaleza.

La educación pública en Chihuahua como en el resto del país es un tema serio que no admite improvisaciones y que no soluciona sus problemas a través de promesas, se requiere de un perfil probado en esa área, que en lo referente a la universidad y prepa gratuita busque la manera de cumplir, de lo contrario este gobierno se estará burlando del pueblo que lo eligió y muy pronto estará terminando de gastar ese bono democrático que en otros casos duraba uno o varios años de la administración y hoy podría durar sólo unos meses.
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