Corral; lidera mil causas, menos la suya

Por Cruz Pérez Cuéllar

No todo fue miel sobre hojuelas en la elección pasada. Sin duda que los resultados marcarán un antes y un después en la política mexicana, pero hay situaciones que también merecen atención en virtud de la actuación que tuvieron varios gobernantes y  sus respectivos partidos, haciendo gala de una serie de marrullerías con las cuales buscaron beneficiar a sus candidatos preferidos. Chihuahua no fue la excepción. Y esto ocurre precisamente en esta elección, en la que los electores mexicanos enviaron un mensaje muy claro, mediante un voto masivo a favor de Morena y en contra de dichas prácticas, evidenciando su hartazgo y anunciando su rechazo profundo a ese sistema decadente.

Pero, aunque esta expresión ciudadana fue contundente no alcanzó para que todos los candidatos de Morena fueran elegidos. En un sistema democrático como el nuestro, era de suponerse, aún y las encuestas y análisis de expertos que pregonaban un triunfo rotundo, que decía que no todos obtendríamos el triunfo. En la alianza Juntos Haremos Historia, aceptábamos de antemano que muchos se quedarían en el camino y que no habría más que aceptar la derrota, donde la hubiese. Pero también sabíamos de antemano, que varios gobernantes harían hasta lo imposible para que ganaran sus candidatos, y donde tuviésemos pruebas, daríamos la batalla legal para evitar que no nos arrebataran la posición, si a caso nuestro candidato o candidata estaba en la pelea.

La elección en el estado de Puebla, bien nos puede servir de ejemplo para comprobar esa ansiedad de poder, y la falta de escrúpulos de varios gobernantes en turno, quienes llevaron agua a su molino de una y mil maneras; hicieron uso de los métodos que en otro tiempo los panistas criticaban a sus adversarios, y les sirvieron para desgarrase las vestiduras en muchísimos discursos, declaraciones y artículos de opinión, y más, perfeccionaron las técnicas, añadieron figuras nuevas, utilizaron la fuerza del estado para amedrentar, para atemorizar a los contrarios, en fin. Ya fue solicitada la anulación de ese proceso por parte del candidato de la alianza, Miguel Barbosa Huerta.

La diferencia de votos es mínima, existen hechos acreditados donde se señala a la propia autoridad estatal como partícipe, con la detención ilegal y arbitraria de brigadistas de Morena y el robo de material electoral. Previo a la elección, Morena presentó varias denuncias e irregularidades que fueron ignoradas por el gobierno local, las demandas posteriores corrieron con la misma suerte, como el hallazgo de un laboratorio de la coalición Por Puebla al Frente, liderada por el PAN, para manipular y falsificar material electoral.

La impugnación del proceso electoral en Puebla sigue su curso, el partido estará al pendiente de ello, pero llama de nuevo la atención que el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, preste tanta atención a lo que ocurre en el entorno nacional, -en este caso lo hace con mucho interés- e ignore lo que sucede en su sitio de incumbencia, que tiene sus propios problemas, y en materia electoral sus propias denuncias en contra del partido en el gobierno.

Ya hemos señalado nuestra postura sobre la elección de Puebla, por lo que de ninguna manera podrá interpretarse lo siguiente como una defensa de quienes, luego de la elección, mantienen el gobierno a base de engaños y fraude, en todo el sentido de la palabra. Nos parece menos que inapropiado, denigrante, que Javier Corral, señale al exgobernador de aquel estado, Rafael Moreno Valle, —por cierto, esposo de Martha Érika Alonso, a quien las autoridades electorales dan el triunfo de dichos comicios—, por los excesos cometidos en esa elección junto con la candidata, algunos de ellos comentados párrafos arriba. Cuando aquí, en Chihuahua, el mandatario no ha dado respuesta mínima ni satisfactoria por los abusos e irregularidades cometidas en la elección pasada.

Otra vez, vuelve a ser candil de la calle y penumbra de su casa, prefiere defender más las causas ajenas que las propias; por comodidad o por costumbre, pero el gobernador chihuahuense debe dejar ya su zona de confort: la mediática nacional, opinando de todos los temas, menos de los que interesa a los habitantes de su entidad. Por supuesto, no le conviene; porque si tuviese congruencia, irremediablemente tendría que criticarse a sí mismo.

Tampoco da paso sin huarache. Luego de la intención de Moreno Valle de contender por la presidencia nacional de su partido, saltó el de Chihuahua haciendo semejantes señalamientos. Con su esposa en el gobierno de Puebla y él en la dirigencia del partido, Corral se quedaría sin posibilidades de una candidatura presidencial en el futuro cercano, y eso evidentemente lo pone en pie de guerra. El problema es que mientras él da sus batallas políticas y personales, en Chihuahua continúan las deficiencias en el aparato de salud, la inseguridad asolando al estado, municipios reclamando servicios y obras públicas, habitantes de la sierra suplicando apoyos, ciudadanos de las grandes urbes exigiendo empleos bien pagados, etc.

El gobernador habla fuera del estado de democracia y buen gobierno, pero a su vez es señalado en su tierra por coartar la libertad de expresión, o en el caso más reciente, de prohibir el libre tránsito, como ocurrió en las inmediaciones de la caseta de Sacramento el 6 de julio pasado, cuando varias personas fueron golpeadas y arrestadas por agentes estatales. También hay señalamientos de censura a la libre manifestación, en febrero de este mismo año 20 ejidatarios fueron arrestados por manifestarse en la mencionada caseta; entre muchos otros ejemplos parecidos.

En lo que corresponde a la elección, hay señalamientos graves, de los cuales el mandatario no ha dado respuesta. Está el caso de la detención de Esteban Grajeola, quien es empleado del Congreso del Estado, de la bancada del PAN; quien fue detenido el primero de julio con un arma de fuego y denunciado por compra de votos. Agentes policiacos lo dejaron en libertad para que siguiera operando a favor de los candidatos panistas en ciudad Delicias, amedrentando y golpeando a los adversarios –existe denuncia penal por los hechos–. En las redes sociales circula una fotografía de este sujeto que es abrazado por el gobernador Javier Corral; y a partir de las denuncias otras imágenes más donde le aprecia portando arma de fuego el día de los comicios, cuando se le sorprendió y grabó en video comprando votos.

También en Delicias fue detenido el día de la elección un llamado grupo de choque que operaba cerca de casillas electorales para amedrentar a los simpatizantes de Morena y de partidos distintos al del gobierno panista. A estos hechos se suma las amenazas que hiciera en redes sociales el subdirector de eventos en el municipio de Delicias, Julio Ibarra, en contra de Omar Alí Fierro, quien fuera golpeado, según las denuncias presentadas en contra de Esteban Grajeola.

El sábado previo a la elección, en Cuauhtémoc, José Luis Ibarra, aspirante del PRD a la Diputación Local por el Distrito 14, fue golpeado por un grupo de sujetos que llegó a su casa, en medio de una serie de amenazas. Presentó la denuncia correspondiente ante la Fiscalía Zona Occidente.

En la capital existen denuncias por varias irregularidades en la elección del Distrito 12, principalmente se acusa a la Asamblea Municipal Electoral de actuar en favor de la candidata del PAN, a quien se le dió el triunfo pese a las inconsistencias que van desde la desaparición de actas, la tergiversación de datos, actuación sospechosa por parte del presidente de la AME Héctor Hugo Natera; errores constantes en el cómputo de votos, entre otros.

Durante la campaña hubo otros señalamientos que no han tenido respuesta, como aquel que involucraba a Luis Cuauhtémoc Guerra, Coordinador Estatal de Protección Civil, quien habría lanzado una campaña paralela a la electoral, en la cual personal a su cargo hicieron entrega de apoyos como despensas en colonias necesitadas de la ciudad de Chihuahua. El descaro llegó al máximo cuando las entregas coincidían con las brigadas que promovían el voto de la candidata a la alcaldía de la Capital, Maru Campos.

Y así podríamos seguir enumerando casos, que no han merecido la atención debida del gobernador, y que lejos de ser resueltos los ha justificado con su silencio; prefiere mantener su faceta de inquisidor, señalando todo lo que puede afuera del estado, rehuyendo a su responsabilidad.

Esa exigencia permanente de Javier Corral hacia las otras esferas de gobierno, hacia otros gobernantes; esa pulcritud en el ejercicio político que incansablemente está pidiendo a otros; esos errores y asperezas que señala a los demás, tal vez serían aceptables si primero las aplicara en su propio gobierno y las corrigiera en sí mismo.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cpc16169@gmail.com