100 días de pretextos e improductividad

Avatar RegistroPor Cruz Pérez Cuéllar

Si los primeros 100 días de un gobierno indican el rumbo que tomará todo el periodo para el cual fue electo, según la fórmula aplicada por el expresidente norteamericano Franklin Delano Roossevelt, entonces podremos decir con claridad que en Chihuahua ya nos cargó la tiznada.

Los primeros tres meses de la administración de Javier Corral Jurado están marcados notoriamente por la insidia política, por el pretexto y la justificación, por el incumplimiento a promesas básicas de campaña, por el engaño a los chihuahuenses que confiaron plenamente en que el panista haría la diferencia, pero no fue así, ha incrementado impuestos y servicios (como el agua un 30 por ciento), está cometiendo errores que tanto criticó a sexenios anteriores en cuanto al endeudamiento público, por acaparar las decisiones del Poder Judicial y del Congreso, que en el discurso se decía absolutamente respetuoso; estos 100 días el gobierno de Javier Corral nos dan muestra suficiente de lo que habrá los cinco años de su gestión.

Este periodo es corto para evaluar cabalmente a una administración, pero siguiendo con la propuesta de Roossevelt, es el tiempo oportuno para demostrar qué trae bajo el brazo el nuevo gobernante, quien se supone debe iniciar la administración con todos los bríos, poniendo lo mejor de sí por delante, con buen ánimo, con entera disposición… pero en nuestro ejemplo local, el gobernador demuestra muchas limitaciones, una notable definición por sus filias, a tal grado que con todo y la austeridad que dice existir creó dos nuevas secretarías y dos coordinaciones para no dejar nadie afuera de su gabinete; pero también con su animadversión exacerbada pone de manifiesto sus fobias, una de ellas muy clara en relación a los medios de comunicación, a quienes ha obstaculizado, amedrentado con su remedo de trasparencia que desnuda los gastos de publicidad del sexenio anterior, pero no es capaz de decir con claridad si quiera lo que cuesta al estado la impresión, diseño, distribución del semanario Cambio 16 que creó, al igual que otros medios. Es luz de la calle y obscuridad de la casa.

Pero el tema de los medios de comunicación es una especie de complejo del mandatario, o el colmo específico de Corral quien nunca ha sido santo de devoción de los periodistas de Chihuahua y de buena parte de los nacionales, y eso que él se cree dechado del periodismo por escribir una columna nacional a través de las cuales pontifica en todos los temas de la sociedad. La contradicción es una de sus principales fobias, que le ha sido imposible de superar o de aclimatar en un cuarto de siglo que tiene como tribuno, menos lo haría en 100 días de gobernador.

Las redes sociales son en principal termómetro de la popularidad de Javier Corral, aquellas que en campaña lo mantenían en las nubes por un sinnúmero de comentarios que avalaban su oferta de campaña, ahora en buena medida lo censuran, justamente por su incumplimiento de promesas, por adoptar medidas que no son del agrado de la gente.

“No hay dinero”. Es el principal discurso del gobernador para justificar su inacción en estos 100 días, para no iniciar obras, para no arrancar programas relevantes, para no hacer nada más que hablar, eso sí contra el gobierno federal que no resuelve sus problemas financieros, en contra de los funcionarios contratados por alcaldes que no le pidieron permiso, como es el caso de Armando Cabada en Juárez que habría nombrado a Jorge González Nicolás como secretario de Seguridad Pública Municipal, eso mantuvo al mandatario en pie de guerra contra el edil independiente, a quien también amedrentó con aquellas bravatas lanzadas en un evento con sus correligionarios, a quienes instó a recuperar ciudad Juárez, mediante un discurso agresivo que rayó en la amenaza; se atrevió a cuestionar la real independencia partidaria de Cabada, que cierto o no, decirlo él era romper con la diplomacia local.

La falta de dinero propició un discurso de austeridad, pero como es costumbre de Corral, solo de dientes para afuera, porque a la par de ello creaba dos secretarías con toda la parafernalia que requieren y el incremento de presupuestos, así como dos coordinaciones. Una incongruencia ante la consabida situación financiera del estado. En lugar de adoptar una verdadera austeridad y a la manera de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, gobernador de Nuevo León, reducir en un 30 por ciento el salario de toda la burocracia, de eliminar emolumentos gubernamentales como los viáticos, el pago de celular, gastos de representación, reducir en un 50 por ciento los aguinaldos y bonos mensuales, aquí se opta por lo más fácil: la deuda.

Capitalizarse a través del crédito en toda empresa pública o privada es una solución, pero el caso de Javier Corral debe considerarse aparte, porque él siempre censuró la adquisición de deuda pública, la criticó duro en el Senado y la Cámara de Diputados por el uso de la bursatilización en los sexenios anteriores; y ahora que él está al frente, que sabe de la necesidad de usar ese recurso, se echa para atrás, es incongruente, pero no reconoce que se equivocó simplemente coloca en la Ley de Ingresos la propuesta de adquirir 4 mil millones vía emisión de bonos bursátiles.

La poca capacidad de gestión del gobierno estatal ante las secretarías federales y el propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para armar el presupuesto de este año, se suma a estos 100 días por demás improductivos. Los pobres resultados de gestión también pueden considerarse como el revés del karma, ya que durante más de cuatro años Corral señaló al presidente y sus secretarios como lo peor del mundo, como la esencia de la corrupción misma, sin cuidar nunca la lengua, y luego, ahora que es gobernador ahí sí quiere jugar al diplomático, al respetuoso, pues no, lo mandaron a la loma, y a nosotros los chihuahuenses junto con él.      

En el rubro de la seguridad, el nuevo amanecer ha quedado a deber y mucho. Ya regresaron las extorsiones a negocios y empresarios, así como los secuestros que tenían dos años sin registrarse; los homicidios no han cesado, octubre, cuando tomó las riendas, fue el mes más violento del año pasado. La fanfarronería de Corral generó la primer burla a las policías estatales, luego de que emplazara al narcotraficante “El 80” a abandonar la Sierra en tres días, porque ya había llegado él a gobernar, inmediatamente arreció la ola de ejecuciones en aquella zona, gracias a las habladurías del jefe del Ejecutivo. También se cuenta un homicidio de un periodista en estos primeros días de gobierno corralista, el de Jesús Adrián Rodríguez, de ahí que los integrantes del gremio periodístico se sientan desprotegidos, abrumados por quien dijo que sería, casi casi, como un padre para todos los periodistas de Chihuahua.

El incumplimiento de promesas como la universidad gratuita, la eliminación de las fotomultas (que ya las quitó pero ahora quiere cobrar las que ya se habían aplicado), entre otros, marcan un rumbo incierto porque se desconoce si al final del camino querrá cumplir o no al ciudadano.

Si el gobierno del Estado se desarrolla como en sus primeros 100 días, los resultados no serán muy halagadores. Al final del quinquenio veo a un gobierno dividido por la intromisión constante del Ejecutivo en asuntos de los otros poderes; veo a un estado endeudado igual o en mayores proporciones que en sexenios anteriores; se vislumbra un desasosiego social causado por una falta de tacto político por el carácter dictatorial que impera en quien encabeza este gobierno, peleado siempre con los sectores, con los medios de comunicación, con los empresarios, con asociaciones, con los alcaldes, con el gobierno federal…; veo a una sociedad desencantada con Corral pero también con el PAN y el PRI, con los partidos de siempre que no le han podido resolver los problemas esenciales; por último, veo la oportunidad de generar un verdadero cambio y no mera simulación como hasta ahora se ha presentado este gobierno, que aunque no lo deseemos, parece destinado a fracasar si no mejora su forma de gobernar.

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