Asesinato de periodistas, una tragedia para todos

Avatar RegistroPor Cruz Pérez Cuéllar

Cuan lamentable es para México, para Chihuahua, que no haya condiciones para que los activistas, los derechohumanistas, y ahora, los periodistas puedan ejercer su labor sin que el exabrupto, la agresión o la violencia en toda su expresión esté ausente, sin que haya una o varias manos que desde el poder intenten acallarlos. Primero Guerrero, Oaxaca, Veracruz, y ahora Chihuahua se encuentra entre los estados más peligrosos para ejercer el periodismo en nuestro país.

El asesinato de Jesús Adrián Rodríguez Samaniego, acaecido el sábado 10 de diciembre, cuando muy temprano se disponía a iniciar su día de labores, nos recordó la mala racha que lleva nuestro estado en ese rosario de homicidios de defensores de derechos humanos y de periodistas, de estos últimos se cuentan en el estado de Chihuahua al menos 21 asesinatos registrados en la última década, contando el de Adrián; y al menos 27 a nivel nacional en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto.

Hay una larga lista, abrumadora, por la cantidad de practicantes del periodismo en Chihuahua que han caído en los últimos años y que sigue creciendo, y que no hay un freno por parte de autoridad alguna.

Los periodistas asesinados son: José Ramírez Puente, José Luis Ortega Mata, José Barbosa Bejarano, Enrique Perea Quintanilla, Gerardo Guevara Domínguez, Saúl Noé Martínez, Candelario Pérez Rodríguez, José Armando Rodríguez Carreón, David García Monroy, Ernesto Montañez Valdivia, Norberto Miranda, Jaime Omar Gándara, Isabel Cordero Martínez, Guillermo Alcaraz Trejo, Luis Carlos Santiago,  Francisco Javier Moya Muñoz, Héctor Javier Salinas García, Francisco Ernesto Araujo Cano, Jaime Guadalupe González Domínguez, Hugo César Muruato Flores, y ahora Jesús Adrián Rodríguez Samaniego.

Los nombres deben servir no únicamente para contemplarlos con pasividad y no intentar nada, la enorme lista debe motivar a las autoridades encargadas de investigar homicidios para actuar en consecuencia, tanto al Ministerio Público Federal a través de su Fiscalía Especializada en Delitos contra Periodistas como a la Fiscalía General del Estado, que carece de una figura especializada para la atención de estos casos, pero que tiene personal capacitado (o debería tenerlo) a fin de que haga frente a este reto.

La impunidad en estos casos engendrará más impunidad y un incentivo para que se sigan cometiendo tan lamentables asesinatos. Y lo digo así, porque no se trata de una situación ordinaria, ya que quien acalla la voz de un periodista lo hace en contra de una sociedad entera que no recibirá mas la información de dicho reportero, conductor, o editor de periódico, hay un doble crimen, por eso se busca una sanción ejemplar a los criminales; aunque en este caso primero que las policías investigadoras detengan a los agresores y después hablamos de los castigos.

No hay peor condición para una sociedad moderna que ver a sus periodistas escondidos, agazapados por el miedo, el miedo a ser agredidos o asesinados por alzar pluma, por levantar la voz. Pero para contener esa oleada en Chihuahua se necesitan, a mi parecer, dos cosas fundamentales: voluntad real de las autoridades para detener los homicidios de los periodistas y actuar con los recursos humanos y materiales necesarios para lograr el objetivo, de lo contrario estaríamos hablando de pura simulación, y de eso ya ha habido mucho en el pasado.

En la administración estatal actual deberán presentarse esos dos elementos si quieren acabar con el problema, si no, podrán seguir dando discursos y expresiones de lamentación, pero será eso nada mas, pondrá en evidencia que no les interesa resolver el problema, así ha sucedido antes y así puede continuar hoy.

Y quiero dejar muy en claro que no se trata de colores ni de partidos, el tema supera por mucho los intereses de estos, lo cierto es que sean de una u otra corriente política, todos, absolutamente deben proteger el bien primario de los periodistas, porque para el gobierno, ignorar el problema, simular que actúan para resolverlo, o incluso incentivar la agresión, solamente vendrá en el futuro a perjudicar a los mismos que procedieron de esa manera porque no tendrán como resultado a una prensa timorata sino a una sociedad aniquilada, sin crítica, sin postura alguna sobre los fenómenos políticos, sociales o económicos, indolente, fría, perversa.

La libertad de expresión debe ser considerada como la piedra angular de un Estado que busca prosperidad y desarrollo para sus habitantes, no debe usarse ya como una figura retórica para adornar discursos, que son deslumbrantes en su forma pero huecos e insulsos en el fondo.

Creo que el gobierno de Javier Corral deberá comenzar a prestar oídos a las críticas, a las sugerencias, está obligado a poner las condiciones necesarias para que los periodistas puedan ejercer su oficio, no ahí nomás sino de veras, no a medias tintas sino completamente, el punto medio en este asunto es peor que no hacer nada, ya que no puedes garantizar a medias un derecho, se otorga… o se predispone a la anarquía.  

Descanse en paz el reportero Jesús Adrián Rodríguez. Que su homicidio no quede impune y las autoridades despierten de su marasmo y actúen en consecuencia. Que a partir de este suceso, sociedad y gobierno defiendan este derecho que es su propio derecho a informar y estar informados.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a través del correo: cruzp@terra.com.mx