Corral, el sofista del año

Avatar RegistroPor Cruz Pérez Cuéllar 

Hace poco más de seis años, precisamente en el momento más álgido de violencia en el país, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa andaba de gira por las playas de Solidaridad, municipio de Quintana Roo, donde llamaron la atención sus declaraciones y su visión de lo que era el problema de la inseguridad en México a causa de su declaración de guerra al crimen organizado, se contaban por decenas de miles los muertos en esos años, ese periodo del 2010 se colocó como el año más cruento en la historia reciente de nuestro país.

Luego de varias publicaciones nacionales y extranjeras sobre el clima de inseguridad en México, Felipe Calderón consideraba que era un asunto de “percepción”, así, igualito, lo dijo el lunes 31 de octubre Javier Corral cuando lo abordaron los reporteros de Juárez sobre el incremento de crímenes y la ola de violencia desatada justamente a su llegada al gobierno del estado, él respondió que se trataba solamente de eso, de mera percepción.

En tono amenazante declaró a los medios locales: “Hay que tener mucho cuidado con empezar a magnificar los problemas de inseguridad, pueden ser también a veces más una percepción”. Y  mas adelante añadió: “Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo, lo que es muy importante es que no empecemos a generar una percepción más allá de la realidad”.

Es como si hubiera dicho: “son solo hechos aislados”, la frase favorita de los policías ineptos que no pueden y no tienen capacidad para combatir la criminalidad. Pero en esta situación le falla el cálculo al hinchado gobernante quien no repara en los límites de la expresión que se refiere a la interpretación que individualmente o de manera colectiva los ciudadanos y la sociedad hace sobre tal o cual fenómeno que ocurre en su entorno, en este caso, el de la violencia generada por tantos asesinatos, asaltos a mano armada, agresiones, afectaciones a la propiedad ajena, robos, etcétera.

Para poder explicar mejor el punto, podríamos decir por ejemplo que es cuestión de percepción que en determinada zona de la ciudad o el estado los ciudadanos se sientan mayormente afectados por la violencia, ya sea por la cercanía con los hechos delictivos o por encontrarse en un sitio vulnerable e inseguro. Por otra parte, ciudadanos que viven en el lado opuesto y próspero de la ciudad, con mejores condiciones de vida donde se combinan la seguridad privada y la pública, ahí tal vez la percepción sea de menos violencia, incluso hasta los habitantes de ahí pueden ignorarla y decir que hay progreso y desarrollo en la ciudad. En ambos casos es su percepción, pero en ninguno de los dos se puede negar la existencia de la violencia misma, de los homicidios, robos, asaltos y demás, porque hay hechos tangibles, hay víctimas y también victimarios. La realidad no se puede negar, y si se hace, se cae en el error garrafal en el que está cayendo el gobernador y sus asesores en materia de seguridad, con ese tipo de declaraciones está poniendo al descubierto su lado soberbio que no le permite reconocer el error por mínimo que este sea, a fin de que (ahora sí) la gente perciba que está fallando en su intento por combatir la inseguridad.

Ya anteriormente Corral había dado muestras de esa “debilidad”, cuando aun siendo gobernador electo hizo declaraciones tan presuntuosas como insensatas. En agosto pasado, cuando el orgullo de la victoria le había llenado ya todo el torrente sanguíneo, un mal día, en una visita que hizo al municipio de  Bachíniva llegó a proferir algunas sandeces: «Desde el primer minuto (…) que tome posesión como gobernador de Chihuahua (…) El 80 (Carlos Arturo Quintana) tiene 72 horas para irse, ya que voy a limpiar la Sierra del narcotráfico», indicó ante decenas de personas que se entusiasmaban por ver cumplida su promesa. También declaró: “Me he propuesto limpiar a Bachíniva, en términos de la seguridad, del acoso, de un ambiente de hostigamiento, de un ambiente de colusión entre la policías y los malosos; este es un pueblo que está acechado continuamente por esa complicidad que se da en distintos niveles”.

Ya pasaron más de 720 horas (diez veces más de lo prometido) y el capo sigue sin ser atrapado, haciendo de las suyas. En ese como en el reciente caso nuestro gobernador no hace más que demostrar que tiene la lengua más larga que su sentido común. Porque hay declaraciones así, que igual y suenan bien en el momento, para que su séquito le aplauda, pero una vez que se someten al un ligero análisis se da uno cuenta que haber dicho que los problemas de inseguridad en Chihuahua pueden ser solo una simple percepción, ahí nos topamos ante una soberana estupidez.

Lo digo con todo el respeto que me merece la investidura del también soberano gobernador constitucional Javier Corral Jurado; y aun sin ser periodista, únicamente un ciudadano común que desea el bienestar propio, de mi familia y de los chihuahuenses, ejerzo mi derecho a la libertad de expresión, que dicho sea de paso, el propio gobernador ha prometido otorgarla a los trabajadores de los medios de comunicación, como nunca la han experimentado.

El asunto de los medios de comunicación me parece que va junto con pegado con este tema de la percepción, porque en la advertencia que hace Corral a los medios que preguntaron sobre el asunto de la inseguridad, los hace corresponsables de esa misma imagen que perciben los ciudadanos de la violencia en el estado, como culpándolos a ellos por llevarles la nota roja diaria a sus pantallas de televisión, de computadoras, tabletas o celulares, a los periódicos impresos o revistas que leen, a la radio u otros medios electrónicos. Parece que Javier Corral concibe muy distinto el tema de la comunicación a como lo hacen los propios medios, y por lo visto, los ciudadanos en general. Sólo él y sus seguidores ignoran o tratan de ignorar la realidad. Un mal comienzo para este quinquenio, que aun le faltan años de desatinos y de ocurrencias.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cruzp@terra.com.mx