El verdadero enemigo está en casa

Avatar Registro Por Cruz Pérez Cuéllar

Lo sucedido el pasado 8 de noviembre en Estados Unidos es para muchos motivo de desasosiego y perturbación, sobretodo para nuestros connacionales que radican en el vecino país del norte, también para las familias que tienen como único sustento las remesas que les llegan de la Unión Americana gracias al esfuerzo de sus familiares que se parten el alma allá trabajando para garantizar alimentación, vestido, casa y escuela a sus hijos. El triunfo de Donald Trump como presidente de Estados Unidos pondrá a prueba una vez más la gallardía de nuestra gente, que no está en ese país por gusto sino por la necesidad apremiante, por el anhelo incesante de tener una mejor vida para sí mismos y para los suyos.

Pero también perturba a terceros que si bien, no tienen sus intereses fincados en EU, lamentan la llegada del republicano a la Casa Blanca por las amenazas de éste hacia los mexicanos y comunidad hispana en general a lo largo de su campaña, por la amenaza que representa su arribo a la cima del poder del país mas poderoso del mundo. Y no es para menos, la situación ahora es mas inestable, no solo en el terreno político sino en el económico y sobretodo en el social.

Definitivamente todos deberíamos estar preocupados en estos momentos, pero desde el punto de vista de un servidor, no tanto por lo que sucede en Estados Unidos, por la victoria electoral de Trump, sino por el enemigo de casa, el traidor local, que de cuando en cuando nos asesta el golpe por la espalda, esa es la principal amenaza no el desquiciado norteamericano que también merece que le pongamos atención, pero todavía no, primero a los otros, los que nos están dejando en la calle, los que embargan el futuro de nuestros hijos.

Había postergado esta reflexión durante dos semanas debido a temas que no podían esperar por la gravedad de los asuntos como el de la inseguridad. Pero a propósito de las amenazas que ahora rodean a nuestro país, creo que debemos hablar de este otro tema que más que una amenaza es ya el perjuicio mismo.

Me refiero a la reciente aprobación de la deuda pública que ahora los diputados y senadores, principalmente del PRI y del PAN (son los que hacen mayoría en el Congreso de la Unión y quienes toman la decisión final) han echado a cuestas de los mexicanos, y que no es cosa menor, los montos mismos lo demuestran.

El 25 de octubre pasado la Cámara de Senadores aprobó varios cambios a la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio fiscal del 2017, que incluyen un endeudamiento interno por 495 mil millones de pesos y una deuda externa hasta por 5 mil 800 millones de dólares, que vendrá a incrementar sustancialmente el crédito externo que pesa sobre nosotros y sobre muchas generaciones más, pero sin la clara necesidad de haber adquirido este otro. Además los obsequiosos legisladores avalaron que Pemex y sus empresas subsidiarias puedan adquirir un monto de endeudamiento neto interno de hasta 28 mil millones de pesos y uno externo de hasta 7.1 mil millones de dólares.

Estas y otras modificaciones como elevar la estimación del barril del petróleo en 42 centavos más (de acuerdo al tipo de cambio) al proyecto que fue enviado por el Ejecutivo, así como un incremento en la producción de más barriles de petróleo (19 mil diarios), redundarán en la obtención de un monto de 51 mil 380.2 millones de pesos adicionales a lo previsto en el propio Presupuesto de Egresos de la Federación.

Es decir, el presupuesto para ejercer en el siguiente periodo fiscal contempla un gasto menor al contemplado en la Ley de Ingresos, o al revés: la Ley de Ingresos aprobada hace poco más de dos semanas considera obtener más recursos de los previstos en el PEF, y por lo cual resulta ilógico pero también desleal que los diputados, y luego los senadores, en su gran mayoría del PRI y del PAN, hayan aprobado el incremento a la deuda pública interna y externa.

¿Pero qué pasa con ese recurso adicional?. La Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria permite el uso de ese dinero a discreción del presidente de la República a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público sin necesidad de que intervengan otra vez el Congreso de la Unión: “Siempre que permitan un mejor cumplimiento de los objetivos de los programas a cargo de los ejecutores de gasto”.

De esta manera el Presidente dispondrá, como lo ha hecho a lo largo de su mandato de un recurso adicional, del cual no tiene que darle cuentas a nadie a la hora de repartirlo, por lo cual, de esa manera sujeta a su voluntad a los gobernadores y funcionarios que se benefician de ese dinero, y promueve a su arbitrio el desarrollo de programas que no importa que sean una prioridad o no para el país, lo único que importa es la voluntad del presidente.

Por eso he señalado al inicio de esta colaboración que antes que preocuparnos por el enemigo foráneo de los mexicanos lo hagamos por el parásito interno, que corroe nuestro sistema político y se colude para hacer más daño. Por eso ya no hablo del PRI que es mayoría en la Cámara de Diputados, y que avaló el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos, sino la mancuerna que hicieron con los senadores del PAN (que en la Cámara Alta son mayoría), para hacer lo propio y dar a luz en conjunto a un esperpento que no es más que un vil saqueo a las arcas federales que son de todos los mexicanos.

El Gobierno de Enrique Peña simula con descaro cuando ha intentado frenar el endeudamiento irresponsable de los estados a través de una serie de reformas que sólo distraen al pueblo del verdadero saqueador. El próximo año se sumarán otros 5 mil 800 millones de dólares a la deuda que ya parece eterna y que al mes de julio de este año llegó a los 177 mil 300 millones de dólares, y a la que hay que sumarle una deuda pública interna que alcanzó los 5 billones 418 mil 500 millones de pesos.
Esta es una situación insostenible, no podemos ni debemos los mexicanos seguir bajo el yugo de unos ladrones, que aparentan estar unos en contra de otros cuando se trata de botines pequeños, pero cuando están frente a la gran presa se vuelven uno solo para despachase con la cuchara grande, para saciar sus ímpetus que no es, como muestra el cínico alcalde de San Blas que dice que nomás robó “poquito”, no, en realidad el robo que hacen los poseedores del poder es en exceso, sin límite, con sumo descaro hasta dejar en cueros a nuestro país.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a través del correo: cruzp@terra.com.mx