Empeñado en fracasar

Avatar RegistroPor Cruz Pérez Cuéllar

La diferencia básica entre un estadista y un político con cargo en el gobierno en cualesquiera de sus esferas, es que el primero siempre, siempre basa sus decisiones pensando en el bien de su pueblo, en su progreso y desarrollo, mientras que el otro no se tienta el corazón cuando habla, cuando actúa, en torno a los asuntos de estado llegando a perjudicar con sus acciones y malas decisiones a toda una nación, a un pueblo que esperanzado en el crecimiento, es defraudado por sus representantes, por ambición, por idiotez o por ignorancia.

Me parece que esta breve reflexión de un servidor le queda ad hoc al presidente Enrique Peña, quien el pasado 31 de agosto decidió (acción de la cual se responsabiliza a él porque nadie lo pudo haber obligado, malaconsejado talvez, pero forzado no) reunirse con el candidato republicando a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, luego de la invitación hecha por el mandatario mexicano que inmediatamente aceptara el americano a dos meses de las elecciones.

¿Quien se imaginaba que Peña Nieto llegaría a cometer tamaño disparate?. Bueno, una cosa son los memes y la burla a la que es sometido el titular del Gobierno federal a diario en redes sociales (mitad mentira y mitad verdad), pero otra muy distinta es que se empeñe en demostrar que realmente es tan malo en el gobierno que hasta invita a la casa de los mexicanos a quien ha procurado insultar de mil maneras a nuestra patria, a nuestros connacionales en el vecino país del norte y ha generado el mito de que nosotros tendremos que pagar por un muro de división entre un país y otro y que sólo existe en su maníaca cabeza yanqui.

El sólo hecho del encuentro ofendió a miles, si no es que a millones de mexicanos, hasta ahí se configuraba un exceso de confianza en sí mismo del presidente, pero el hecho de que la invitación saliera de Los Pinos, estamos hablando de una locura mayor, de una mentada a los mexicanos que bajo ninguna circunstancia permitiríamos (si nos lo hubieran preguntado) a nuestro representante nacional entrevistarse con nuestro enemigo.

Peña Nieto quiso hacerla al vivo, pero salió chamaqueado con su propia jugada, que al parecer habría sido sugerida por quien era uno de sus principales asesores, Luis Videgaray Caso, quien terminó por dejar su cargo a los días de la desafortunada reunión entre el jefe de estado de México y un simple candidato al gobierno de Estados Unidos, quien puede ser, pero aún no lo es.

El resultado de la reunión fue menos que deplorable, el magnate americano se burló de Peña Nieto en su cara diciéndole que los mexicanos pagaríamos el muro que pretendería construir si acaso llega a ganar las elecciones en noviembre próximo; el problema es que Peña es el representante de los mexicanos y por lo tanto se expuso a que nos ofendiera a todos, por ello la insensatez de invitarlo es doblemente condenada. ¿O que esperaba?, que en un acto de sencillez pidiera disculpas al pueblo de México por sus constantes ofensas (el presidente sabe que el perdón en nuestro país no se lo creemos ni a nuestros propios gobernantes menos a los extranjeros.

El rechazo ciudadano a la invitación a Trump fue contundente, el 85 por ciento de los mexicanos consideraron que esta decisión tomada por el presidente de la República fue todo un error, de acuerdo a la encuesta publicada la semana pasada por el periódico Reforma; un 72 por ciento consideró que esto debilita al gobierno mexicano frente a un 11 por ciento que opinó lo contrario. No se puede percibir de otra manera, el error es garrafal, y así lo han considerado representantes de diversos sectores en el país, sobretodo los políticos.

Por ejemplo, para el representante del Partido Acción Nacional a nivel nacional, Ricardo Anaya, con esta acción se consumó la humillación a los mexicanos; el ex embajador de México, Carlos Castañeda (uno de los más consultados sobre este asunto) considera que no había razón para el encuentro que calificó como inusual, pero que además no arrojó los resultados esperados como producto de alguna negociación previa, tales como una disculpa por las ofensas inferidas al pueblo latino especialmente al mexicano desde que se interesó por la candidatura del Partido Republicano; instituciones educativas de prestigio internacional como el Tecnológico del Monterrey se pronunciaron en ese sentido, igual diputados, senadores de las distintas fuerzas políticas, incluso el senador Miguel Barbosa del PRD anunció que presentarán una iniciativa para que el Congreso de la unión considere a Trump persona no grata para nuestro país.

Un posicionamiento claro y razonable es el presentado por el dirigente nacional del Partido Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador, quien opinó que para empezar se trata de una intromisión de Enrique Peña en asuntos que no le competen a México, que es la elección en Estados Unidos; lo calificó como un error y dijo que él, como presidente de México, no lo hubiera invitado bajo ninguna circunstancia.

Por donde se vea, fue una mala decisión y las consecuencias no se hicieron esperar, la candidata fuerte en ese proceso electivo, Hillary Clinton, rechazó días después la invitación del presidente mexicano para realizar un acercamiento parecido al de Trump. Ella decidió no ser plato de segunda mesa, siendo la puntera en las encuestas, mejor dijo, voy a dedicar el tiempo que le resta a la campaña en visitar a ciudadanos norteamericanos.

Bueno, si ya se iba a romper con los esquemas establecidos y a intentar descubrir el hilo negro, porqué no invitó Peña Nieto primero a la puntera, ya si el otro se sentía ofendido no habría quedado del representante de México; pero como se hicieron las cosas ahora se tendrá que empezar con el pie izquierdo en las relaciones con el nuevo gobierno: con Clinton, por las razones expresadas; con Trump, porque no se llegó a nada, incluso tanto Peña como el candidato republicano corrigieron las declaraciones del otro apenas y habían terminado la reunión.

Por ese camino, perfectamente la administración de Enrique Peña Nieto, sin mas esfuerzo se ha encaminado al fracaso en las relaciones públicas internacionales, que aunado a los problemas generados a lo largo de lo que va del sexenio, en el próximo relevo del jefe del Ejecutivo Federal no le quedará al PRI de otra más que apechugar. Como lo señalamos párrafos arriba, el presidente se ha empeñado en demostrar sus malas decisiones, mientras el pueblo sufre las nefastas consecuencias.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cruzp@terra.com.mx