La autodestrucción del PRI y el PAN

Avatar RegistroPor Cruz Pérez Cuéllar

Hoy no hace falta seguir llenando páginas con argumentos que demuestren la insensatez del bipartidismo en nuestro país y en nuestro estado. Es innecesario tratar de convencer así a la gente, del daño que el PRI en contubernio con el PAN han hecho y que tienen al pueblo postrado, de rodillas, ante una andanada de incrementos a servicios, de nuevos y viejos impuestos, de cobros que son inmorales. Digo que no es necesario porque ahora los representantes de ambas siglas se han esmerado por demostrar con hechos contundentes e irrefutables que fueron ellos mismos los que aprobaron el incremento desmedido al Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) que es en resumen la causa del aberrante precio que ahora tienen las gasolinas.

Con esa condición por delante será difícil que la gente pueda confiar de nuevo en un gobierno derivado del Partido Revolucionario Institucional o del Partido Acción Nacional cuyos representantes, en octubre pasado, aprobaron el incremento a dicho impuesto y ahora que ven las consecuencias y ante el reclamo popular tratan de lavarse las manos.

El registro de votación se dio en este sentido: del PRI votaron 193 diputados a favor, ninguno en contra; del PAN 102 a favor y ninguno en contra, sólo los integrantes de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) votaron íntegramente en contra de dicha iniciativa, 35 en contra y ninguno a favor. Creo que estos datos van diciendo de qué lado están los partidos de siempre al igual que el PRI y PAN, los demás partidos con excepción de Morena, apoyaron la Ley de Ingresos y el incremento al IEPS, lo que ahora tiene patas pa’rriba al país, desde la aplicación del gasolinazo.

Cada uno tendrá mil explicaciones vanas para decir el porqué lo hicieron, otros han optado mejor por callar, algunos comienzan a rebelarse a sus propios jefes, pero lo que cuenta es que obraron mal y a conciencia, sabían del impacto negativo que traería a la gente y como el ciudadano común no suele estar pegado al aburrido canal del Congreso para enterarse de cada una de las leyes que se aprueban o dejan de aprobarse, pues les pasó de noche, aunque había un compromiso moral de sus representantes, los diputados de cada distrito, de mantenerlos bien informados y no lo hicieron.

Por eso me parece oportuno el reclamo que hace Andrés Manuel López Obrador, quien habló esta semana del incremento injusto al precio a las gasolinas, y que en pocas palabras dice que no hay más remedio a estos males que cambiar al régimen que domina al país, la mafia que ostenta el poder, que se entiende tanto con el PRI como con el PAN, los únicos partidos que han accedido a la silla presidencial en la historia de nuestra nación.

Me han llamado la atención varias expresiones que López Obrador vertió en el mensaje que envió por redes sociales al inicio del año, una de ellas es cuando dice que se pensaba que él exageraba cuando en años anteriores hablaba de la “mafia” que domina al país a través del PRI y el PAN, y que sus decisiones sólo beneficiaba a sus propios intereses y no a los de la gente, pues son ellos los que votaron por la Reforma Fiscal y la Energética, se complementaron uno y otro para crear esta dupla de reformas que socavan hoy a nuestra sociedad con tantos impuestos, con tantas crisis, en grave perjuicio para los mexicanos, sobretodo para los más necesitados.    

Afortunadamente no todo está perdido, así como esos 35 diputados del Congreso de la Unión se sujetaron en octubre pasado a los intereses ciudadanos y no negociaron la paz del pueblo a cambio de un bono o cheque en blanco al portador, hay otros liderazgos que también piensan igual y que pretenden un verdadero cambio para el país. El proyecto que los une se llama Morena, el único movimiento que puede cambiar las cosas en nuestro país.  

Andrés Manuel, ha dado su palabra de que en el 2018 Morena sacará a México del atraso, del ambiente de corrupción, de los gasolinazos y los repentinos incrementos a los impuestos, propone generar más empleo, mejorar los salarios ya existentes que son insuficientes para millones de trabajadores, se dará pensiones a todos, no únicamente a un grupo privilegiado; la educación y la salud publica serán verdaderamente gratuitas y no como ahora que las cuotas escolares prácticamente forman parte de las colegiaturas de las escuelas, y quienes no las dan son perseguidos, reciben maltrato por parte de los directores y maestros.  

Y para que no suene a demagogia, la estrategia para conseguir los fondos suficientes para cumplir con la gratuidad en las escuelas y ofrecer un servicio de salud de calidad es simple pero imposible de hacer para el bipartidismo que no puede obrar mas que bajo su propia naturaleza: eliminar la corrupción.

Debe quedar en claro que la oferta de Morena está dirigida también a los militantes y simpatizantes del PRI y del PAN, del PRD y Nueva Alianza, de todos los partidos tradicionales y de nueva creación, porque (y en esto estoy muy de acuerdo) se entiende claramente que los del problema no son las bases de los partidos sino las cúpulas corruptas y corruptoras, que van enrolando primero a sus familiares, compadres, amigos y vecinos en las posiciones de poder, y allá al final si llega a quedar un lugar, una suplencia por ejemplo, se la dan a los verdaderos militantes.

Este no es un intento para hacer proselitismo, porque Andrés Manuel no habla de afiliaciones masivas al partido que él mismo creó, sino que propone un proyecto de nación, para que la gente se sume a él y en un año y meses ayude a derrocar pacíficamente a un sistema que dio de sí hace mucho tiempo y su presencia es nociva como nunca, precisamente porque sus ideales menguaron, se convirtieron en lucrativos; sus vicios se exponenciaron, la corrupción es la madre de todos; y sus obras a favor del pueblo, simplemente desaparecieron.

El clamor de la gente es general, y me parece que Movimiento de Regeneración Nacional responde con oportunidad, capacidad y respeto a esa súplica popular, que no es escuchada ahora porque actualmente se tiene solo oídos para las ideas del tótem encarnado en el Presidente de la República y en los señores del poder que lo acompañan y que a la vez son cómplices de la sangría permanente al ciudadano de a pie, a “los de abajo”, como los miraba en su doble acepción el escritor de la Revolución Mexicana, Mariano Azuela.

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