La Gira de la Esperanza

Por Cruz Pérez Cuéllar

El librito de la mercadotecnia política tradicional dice a la letra que la mejor forma de atraer simpatizantes a cierta causa es haciendo campaña proselitista no en las localidades de menor concentración de ciudadanos proclives a sumarse al proyecto, ya sea como militantes o promotores activos o simplemente como simpatizantes que están de acuerdo con la mayoría de las propuestas que se plantean, la promoción se debe dar (y en esto ninguno de los mercadólogos se equivocan) en los centros poblacionales de mayor tamaño.

En esto la lógica se impone, porque si hablamos de una campaña para ganar votos, resultaría iluso pensar que se puede ganar si se atiende colonias pequeñas, es decir, de menor población, cuando se pretende ganar electoralmente un municipio. Lo mismo ocurre cuando se busca una entidad federativa o la presidencia de la República. Entre más alta sea la aspiración menos caso se hace de las localidades pequeñas, según la lógica moderna.

Pero cuando el objetivo no es ganar votos por ganarlos sino convencer a una nación de un proyecto que va más allá de una ambición política, cuya plataforma resume cambio y progreso, tan vasto y a la vez tan necesario para nuestra gente; cuando la intención primordial no es ganar una elección sino rescatar a un país entero de la corrupción, de una clase política acostumbrada a la componenda y al cochupo, a la tranza y a los años de Hidalgo, de los embates económicos, las deudas que hipotecan el futuro de nuestros hijos, de la grandes devaluaciones durante y sobretodo al finalizar los sexenios. Cuando ese es el objetivo entonces se deberá entender que la práctica política establecida por la partidocracia tradicional no puede ser asumida por quien pretende el mencionado cambio, por quien promete romper con las viejas costumbres.

De esta forma se puede entender que la actual gira de Andrés Manuel López Obrador por Chihuahua, sea completamente distinta a las visitas de presidenciables que sólo se asoman de vez en cuando a los municipios de mayor población, y no a los medianos o pequeños, porque en caso de tomarlos en cuenta la cosecha de votos en esos lugares sería mínima, y por eso quedan descartados de sus agendas. No es el caso del dirigente nacional de Morena, quien en la gira actual visita varios municipios seleccionados por sus necesidades y sus graves problemas, no por la cantidad de sus electores.

La idea es estar más cerca de los problemas de la gente, para resolverlos para atenderlos una vez que se tengan las condiciones adecuadas para ello, por supuesto, una vez ganadas las elecciones el próximo año, pero desde ahora se pueden ir considerando dichas carencias y generar proyectos para que vayan madurando, y no ponerse a trabajar en ellos cuando se comience a gobernar.

Esa parte me parece substancial, si se pretende gobernar con justicia, con equidad, se deben conocer los problemas para atenderlos, para solucionarlos a través de una planificación adecuada y no al chilazo, nomás para cumplir con el requisito o la promesa campañaera. Esa sensibilidad es otra de las características que visualizo en el fundador de Morena, quien siempre ha procurado escuchar de primera mano los problemas de la gente, aquí está la muestra, lo está haciendo en Chihuahua, pero también en los municipios del resto del país.

En esta ocasión López Obrador no viene a Chihuahua o Juárez, municipios que concentran, tan sólo esos dos de los 67, más de la mitad de toda la gente que vive en el estado. El primer día de la gira, el pasado 29 de septiembre la agenda contemplaba a Jiménez que de acuerdo al último registro del Inegi, de 2015, ese municipio contaba con 42,860 habitantes; también se visitaría Camargo que tiene 51,572 habitantes y Saucillo con 31,196.

El sábado 30 de septiembre visitaría la región noroeste de la entidad donde los graves problemas de inseguridad han generado psicosis en la población y localidades cercanas, como es el caso de Madera que actualmente tiene alrededor de 29,233 habitantes, Namiquipa (23,255 habitantes) y Guerrero (39,064 habitantes). Este domingo la agenda contempla Bocoyna (27,909 habitantes) y Guachochi (45,544 habitantes) y el lunes 2 de octubre a otro poblado estigmatizado a nivel nacional por la violencia y cosecha de enervantes: Guadalupe y Calvo (56,130 habitantes), y finalmente la gira cierra en Balleza (16,824 habitantes).

Con la visita a Chihuahua (878,062 habitantes) y ciudad Juárez (1,391,180 habitantes), la mayoría de aspirantes a la Presidencia de la República quedan satisfechos, y es común que solo vengan a estos dos lugares porque su propósito es meramente electorero. López Obrador seguramente vendrá después, no por menospreciar a las grandes urbes, claro está que no, sino que ahora quiere prestar oídos a la gente desprotegida olvidada por muchos y por casi todos en el centro del país, en Los Pinos, desde donde se dictan políticas de desarrollo social que no alcanzan a llegar a la barranca o al acantilado de Chihuahua.

Además me llama la atención, que pocos o aseguraría que ninguno de los políticos que más brillan en el ámbito nacional (incluyendo al presidente Enrique Peña Nieto) pueden jactarse y decir junto con Andrés Manuel que han visitado a todos y cada uno de los municipios del país. Ya lo hizo en la pasada campaña a la presidencia de la República, y lo está haciendo de nuevo ahora.

Por eso, entre muchas otras cosas, respeto al fundador y dirigente nacional de Morena, a quien acompañaremos en esta travesía por los municipios mencionados del estado, quien personalmente está decidido a llevar a todos los rincones del país el mensaje de cambio que está convenciendo a millones de mexicanos y que ya es sólo cuestión de tiempo para que se pueda ver cristalizado, primero como candidato presidencial y luego como futuro presidente de México.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cpc16169@gmail.com